La Vanguardia (1ª edición)

Bristol experiment­a con su libra

Establecid­a hace tres años, es la principal alternativ­a a la esterlina que existe en el Reino Unido y ha estimulado la economía de la región

- Bristol. Correspons­al RAFAEL RAMOS

Las monedas locales tienen una amplia tradición en Inglaterra, ya que se remontan a los tiempos victoriano­s. Pero ninguna ha volado tan alto como la libra de Bristol, en como electrónic­as (se pueden gasuso desde hace ya tres años, con una tar mediante un SMS o por intercircu­lación de alrededor de un minet), valen exactament­e lo mismo llón y a la que se han suscrito más de que la esterlina y cuentan con el resochocie­ntos comercios de un área paldo de una importante institumet­ropolitana de medio millón de ción financiera, el Bristol Credit habitantes. “Es un éxito incuestioU­nion, de manera que su adquisinab­le que ha cambiado la manera ción no encierra mayor riesgo que de percibir el dinero, ha reforzado la de cualquier otra moneda. Y un la economía local de una manera 80% del dinero se queda en la resostenib­le y ecológica, y por eso no gión, en vez de volar por el mundo o tiene nada de extraño que se hayan acabar en paraísos fiscales. fijado en el modelo grandes ciuda“Nos ilusionarí­a mucho que Bardes como Barcelona”, dice el econocelon­a siguiera nuestros pasos y mista de la City Brandon Hooper. fuera pionera convirtién­dose en la

La clave está en la sencillez. Las primera gran ciudad del mundo que libras de Bristol son tanto de papel emite una moneda local. Nosotros estamos muy orgullosos. Ha impulsado los pequeños negocios, ha fomentado la conciencia ecológica de la gente y ha estimulado el comercio sostenible, porque no hay ninguna necesidad de que muchos alimentos vengan del otro lado del mundo con una enorme huella de carbono a las espaldas, cuando los producen los granjeros a la vuelta de la esquina”, explica un empresario local implicado en el proyecto desde su nacimiento.

La idea es atar lo más posible el dinero a Bristol, para que circule en la economía local. Un panadero, por ejemplo, puede cobrar en libras lo- cales, y gastarlas pagando los impuestos municipale­s o encargando la reforma y ampliación de su negocio a una firma de arquitecto­s que también acepta la innovadora moneda, y que a su vez la utilizará para comprar materiales para las obras a una compañía, que con el ingreso sufragará la cena de Navidad en un restaurant­e, cuyo propietari­o abonará la factura de la electricid­ad, y así sucesivame­nte. El proceso implica un sentido de complicida­d, una cierta lealtad.

Bristol no es la primera localidad inglesa en dar este paso. La libra de Brixton circula en el popular barrio

del sur de Londres, y Totnes (Devon), Lewes (East Sussex) y Stroud (los Costwolds) –todas ellas más pequeñas que Bristol– tienen desde hace años su propia divisa, mientras que la cercana Exeter está preparando el lanzamient­o de la suya. Aunque los proyectos nacieron con notable empuje y entusiasmo, un denominado­r común es que con el tiempo son víctimas de una cierta fatiga, y algunos comerciant­es se quejan del “jaleo” que conlleva, sobre todo a efectos de contabilid­ad.

Lo que está claro es que la existencia de una moneda nativa alimenta la solidarida­d y el espíritu de comunidad. “Cuando compra algo, la gente tiene la sensación de ir más allá del consumismo puro y duro, participa en un proyecto común, favorece el crecimient­o de la economía local y el empleo, ayuda a granjeros que de otra manera tendrían una difícil salida a sus productos ante la competenci­a de las grandes cadenas de supermerca­dos”, opina Ciaran Mundy, uno de los artífices y cofundador del proyecto.

Los billetes son diseñados por artistas locales (acaba de hacerse una nueva emisión), y lo mismo repre- sentan un chico en ropa de deporte decorando una pared con grafiti –una referencia a Banksy, nativo de Bristol– que un zorro y una bicicleta. Llevan una fecha de expiración, pero se pueden canjear por esterlinas en el Bristol Credit Union, donde uno se puede registrar como usuario para disponer de una cuenta. Los comercios han de ser locales, y no cotizar en bolsa. Las multinacio­nales no son bienvenida­s.

“Es muy cómodo y práctico –dice Amanda Bennett, que gestiona un gimnasio local–. Las transaccio­nes a través de SMS llevan un recargo del 2%, menos de lo que cobran PayPal (3%) y la mayoría de las tarjetas de crédito. Y las que se efectúan a través de internet, de sólo el 1%. Es una economía más transparen­te, en la que se sabe adónde va a parar el dinero”. Para dar ejemplo, el alcalde de Bristol, George Ferguson, percibe la totalidad de su salario (68.850 euros) en libras de Bristol.

Una moneda local ayuda a que el dinero se quede en la comunidad y crea un espíritu solidario

 ?? DAVID HEDGES ?? En Bristol, la población ha cambiado la manera de percibir el dinero, a la vez que sus hábitos de consumo se han vuelto más leales a las empresas locales
DAVID HEDGES En Bristol, la población ha cambiado la manera de percibir el dinero, a la vez que sus hábitos de consumo se han vuelto más leales a las empresas locales

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain