Curiosear en casa ajena
El festival 48H Open House abre este año 190 espacios y divulga la obra del arquitecto Jujol, colaborador de Gaudí
El arquitecto tarraconense Josep Maria Jujol, estrecho colaborador de Antoni Gaudí y arquitecto municipal de Sant Joan Despí, será el protagonista de la sexta edición del festival 48H Open House Barcelona, que este próximo fin de semana (24 y 25 ) abrirá excepcionalmente al público un total de 190 casas y espacios que generalmente están cerrados. Precisamente la ciudad invitada en esta edición es Sant Joan Despí, lo que permite a la organización otorgarle un papel central en el descubrimiento y la divulgación de la obra de Jujol, con edificios como Can Negre, Casa Rovira o las torres de la Creu y Jujol. Una nueva propuesta con visitas también en Santa Coloma de Gramenet y Vilassar de Dalt, con la que se prevé superar los 50.000 visitantes de la pasada edición y las 10.000 fotografías colgadas en Instagram, y que contará con la participación de más de un millar de guías voluntarios.
El campanario y el rosetón de la iglesia de Santa Maria del Pi, la Casa de la Seda y la Casa de l’Ardiaca, el invernáculo del parque de la Ciutadella, el gran teatro del Liceu... Son algunos de los edificios, casas y espacios que participan por primera vez en el festival, una convocatoria que este año presenta hasta un total de 64 novedades, algunas de las cuales permitirán seguir las huellas de Jujol por la ciudad. Es el caso no sólo de la iglesia de Santa Maria del Pi; también de la Casa Planells –en el cruce de la Diagonal con la calle Sicilia, considerada una de las obras más redondas del arquitecto–, la Finca Sansalvador o los talleres Manyach, sede de la escuela Josep Maria Jujol (www.48hopenhousebarcelona.org)
Uno de los retos que la organización se ha marcado este año es intentar ampliar la curiosidad de los participantes a edificios o casas más allá del modernismo –las principales colas se produ- cen cada año en espacios singulares de Ciutat Vella y el Eixample–. “Nos encontramos con lugares tan interesantes como el pabellón de la República o el Col·legi de Metges que, pese a su singularidad, no despiertan el interés del público”, reconoce la arquitecta Elisenda Bonet, directora del festival. Por ello este año se hace especial hincapié en propuestas específicas como visitas guiadas a los barrios de la zona norte de Barcelona (por ejemplo, en Sant Andreu se propone una ruta por el canódromo, la Casa de l’Aigua, las casas baratas del Bon Pastor o el centro cívico). A pesar de todo, la organización entiende el interés que despierta la posibilidad de subir al Arco de Triunfo, la única ocasión del año en que es posible y cuya dificultad también entraña un reto para los participantes –se trata de una visita restringida a los mayores de edad y con buen estado físico–.
Otra de las novedades de este año es la que tendrá como protagonistas a los inquilinos de cuatro edificios de protección oficial cuyos pisos han sido diseñados específicamente para la gente mayor con servicios en las zonas comunes. Dichos edificios, ubicados en la Barceloneta, en Torre Júlia, en la calle de la Marina y en Joan Torras, se abrirán también al público de la mano de sus propios moradores, personas mayores, a razón de 15 por edificio, que han sido ilustradas durante dos meses para poder realizar ellos mismos las visitas guiadas. “No sólo se les ha enseñado quienes eran los arquitectos de sus casas y las características de estas, también se les han dado pautas de expresión oral a través de talleres para que puedan hacer de guías, a la vez que nos explicarán cómo viven”, señala Bonet.
El apartado del festival dedicado a las actividades vinculadas a la edificación sostenible, el llamado Open Green, ofrece por primera vez dos itinerarios en bicicleta a través de los cuales se explicará la ciudad desde una movilidad sostenible.
El campanario y el rosetón de Santa Maria del Pi y la Casa de l’Ardiaca, entre las novedades de este año