Rap, que no panfleto
El rapero Tote King regresa con ‘78’, álbum de amplia estilística y con una visión muy crítica de la realidad política y social
La charla con Tote King es una inmejorable manera de ponerse al día sobre el estado de salud del hip hop en España. El inquieto y a veces polémico rapero sevillano Manuel González Rodríguez acaba de sacar a la luz 78 (Sony), un denso álbum que rompe un silencio discográfico de cinco años y donde se repiten algunas de sus apuestas más características de los últimos años: rimas de crítica política (corrupción, nepotismo, latrocinio) y amplitud sonora.
En primera línea del rap desde 1997, Tote King (entregado admirador de Pablo Iglesias y hermano del también rapero Shotta) es un caso bastante excepcional de longevidad en la escena española, y cinco álbumes lo certifican, además de fama, conciertos, un tema para La Sexta o ser un abanderado del rap político. Aunque él advierte: “Lo que yo hago no es un panfleto de nada; ahora bien, si una canción pide que hable de política porque el tema me interesa, pues voy al estudio y lo grabo. Confieso que hay muchas conductas públicas que me inspiran mucho por lo grotescas que son, mucho político lamentable. Aunque no miento si te digo que no me gustan los gru- pos que se limitan a hablar de política o de cuestiones sociales, porque lo que hacemos es música”. Y remata, brillante y contundente: “Yo soy más de sacar frases buenas, bien ligadas, que de situarme al servicio de una idea”.
En 78, el rapero sigue abriendo su muestrario de influencias estilísticas, con especial preeminencia del rock. “Es que a mí durante muchos años lo que me iba era el heavy, llevaba el pelo largo, cami- seta negra y pulsera de pinchos en la muñeca”, recuerda con su habitual semblante serio el recitador andaluz, que cita a Rage Against the Machine o los Metallica como dos referencias entonces intocables. El título del concienciado disco hace referencia al año de su nacimiento, de tal manera que “este disco es de alguna manera un homenaje a la gente que nació aquel año, a mi peña. Yo no sé si mi caso es excepcional, pero tengo un montón de recuerdos de colegas de aquellos años, que estudiaban conmigo en el instituto, que se dedican a la música y que han hecho carrera en el flamenco, en el pop, el rap o el indie”.
Y de todo eso hay abundancia en su disco. “Sí, quería variedad, y como he tenido mucho tiempo por primera vez para hacer el disco, pues uno encuentra casi de todo..., hay mucho rock, claro, pero también electrónica, algo de flamenco que mete El Canijo de Jerez, están O’Funkillo..., he ido buscando cosas nuevas a ver cómo quedan”. Pero de música indie no quiere oír ni hablar, porque “a mí lo indie no me entra ni a la de tres; de rock no tiene nada. Y luego está eso del pop español, tan de moda, que no es más que pseudopoesía abierta a cualquier interpretación que no me habla absolutamente de nada..., eso a mí me repugna”.