La Vanguardia (1ª edición)

La NBA vacía la enfermería

- Juan Antonio Casanova

¿Qué tienen en común Paul George, Kevin Durant, Kobe Bryant y Carmelo Anthony, al margen de su condición de figuras destacadas de la NBA? Por lo menos, tres factores: todos ellos se perdieron como mínimo 42 partidos –es decir, más de la mitad del programa– la temporada pasada; ninguno de sus equipos se clasificó para los playoffs, en una clarísima relación causa-efecto, y todos se han recuperado a tiempo para iniciar el próximo martes la campaña 2015-16.

George, la estrella de Indiana, sólo pudo jugar 6 de los 82 partidos. Durant, el líder de Oklahoma, se perdió 56 después de ser elegido por primera vez MVP de la NBA. Bryant, de los Lakers, causó baja en 47 encuentros. Y Anthony, máximo anotador de los Knicks, en 42. Otras dos figuras, Kevin Love y Kyrie Irving (am- bos de Cleveland), cayeron durante los playoffs. El primero, tras la primera ronda. El segundo, en la final de conferenci­a y de nuevo en la prórroga del primer partido de la finalísima, a la que ya no pudo volver para evitar la derrota de su equipo ante Golden State. Love jugó el sábado por primera vez en la pretempora­da; para Irving no hay fecha prevista.

Tampoco la representa­ción española escapó a la maldición. Ricky Rubio (Minnesota) se perdió 60 partidos; José Manuel Calderón (New York), 40; Serge Ibaka (Oklahoma), 18. Y los tres, la medalla de oro del Eurobasket.

El traumatólo­go Jordi Puigdellív­ol, exjugador ACB, da la explicació­n: “Aparte de, en muchos casos, el problema de la edad, todos llevan muchos años compitiend­o al máximo nivel, y eso afecta enormement­e a cartílagos y tendones, que es donde se producen la mayor parte de las lesiones de larga duración en el baloncesto, a diferencia del fútbol, en que la mayoría son musculares. Y exigen meses de recuperaci­ón”. Y no le ve remedio: “Habría que reducir las cargas de trabajo, pero con 82 partidos y los playoffs...”.

De entre todas esas estrellas tanto tiempo paradas, la que está levantando más polvareda en su regreso es Kobe Bryant. Se duda incluso de si su regreso puede ser perjudicia­l para unos Lakers obligados a algo más que a una reconstruc­ción con el terrible balance que acumulan entre las dos últimas temporadas: 48 victorias y 116 derrotas. Un 29% de éxitos, tan lamentable como el 38% de acierto de su estrella, que nunca fue un altruista pero está cada vez más empeñado en lanzar y lanzar, incluso en las peores condicione­s. En EE.UU., donde cada paso da pie a una estadístic­a, han determinad­o que esa es la menor efectivida­d para un jugador que haya promediado al menos 20 puntos por partido (22,3 él la pasada campaña).

En su lista de los mejores ante la nueva temporada, ESPN relega a Bryant al puesto 93 (el año pasado era el 40 y hace tres el 6), y Sports Illustrate­d lo deja en el 54 (el 24 hace un año). Lo que más chirría no es ese tremendo bajón, que él califica de “tonto” y “risible”, sino el contraste con su condición de jugador mejor pagado de la liga. Kobe ganará esta temporada 25 millones de dólares exactos (algo más de 22 millones de euros). Publicidad aparte, por supuesto. Las críticas van incluidas en el salario.

Paul George, Kevin Durant, Kobe Bryant y Carmelo Anthony regresan a las pistas

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