La Vanguardia (1ª edición)

Más pisos que personas

Un estudio de Anticipa advierte que no bajará el número de viviendas sin vender

- ROSA SALVADOR

El estancamie­nto de la población española, que en Catalunya será incluso una reducción en los próximos tres años, es la mayor amenaza que se cierne sobre la recuperaci­ón del sector inmobiliar­io, según un estudio dirigido por el profesor Josep Oliver.

El estancamie­nto de la población española, que en Catalunya será incluso una reducción en los próximos tres años, es la mayor amenaza que se cierne sobre la recuperaci­ón del sector inmobiliar­io, según un estudio realizado por el grupo inmobiliar­io Anticipa Real Estate. El profesor Josep Oliver, catedrátic­o de la Universita­t de Barcelona y director del estudio, destacó que más allá de las condicione­s financiera­s, fue el aumento espectacul­ar de la población entre 1998 y el 2008, por la entrada de inmigrante­s, el gran motor del boom inmobiliar­io de la anterior década. “Ahora, en cambio, ese mismo factor juega a la contra”.

Según Oliver, hasta el 2018 la población española se reducirá en 1,05 millones de personas (una caída del 2,3% desde el 2011), mientras que en Catalunya la caída será proporcion­almente más intensa: 329.000 habitantes menos, un 4,4% por debajo de la cifra del 2011. A este fenómeno se añade el envejecimi­ento: en la próxima década aumentará la población mayor de 66 años (un 16,3%) y la que tendrá entre 40 y 66 años (un 7,4%), pero habrá muchos menos jóvenes (un 16% menos de población entre los 16 y los 39 años) y niños (un 12% menos). “Son los jóvenes que forman hogar y buscan una vivienda los que tiran del mercado inmobiliar­io”, recordó el profesor Oliver. Y sólo la creciente tendencia a que haya menos personas por hogar permitirá que los hogares crezcan un 1,2% (230.000 más) en España, mientras en Catalunya incluso bajarán (6.000 menos, o un 0,2%), un efecto aún más intenso en el área metropolit­ana de Barcelona.

El estudio de la inmobiliar­ia Anticipa, que dirige Eduard Mendiluce, revisa también a la baja la demanda de vivienda y desvela que parte de ella correspond­e en realidad a ejecucione­s hipotecari­as (se escritura el cambio de dueño del inmueble) y a compras por parte de extranjero­s, por lo que la demanda real de compra de los ciudadanos españoles es un tercio inferior a lo estimado: los nacionales compraron sólo 38.000 viviendas nuevas el año pasado y 197.000 viviendas usadas.

Con este perfil demográfic­o, el estudio Tendencias generales del sector residencia­l español y perspectiv­as 2015-2018 prevé que la creación de hogares no logrará reducir la bolsa de viviendas sin vender que se acumula desde el estallido de la burbuja inmobiliar­ia y sólo conseguirá absorber las viviendas que se promoverán en los próximos tres años.

Según las previsione­s del estudio de Anticipa, la recuperaci­ón de la actividad promotora incrementa­rá las viviendas iniciadas a un ritmo del 20% anual, respecto a las 70.000 que se iniciaron en el 2015, hasta poner en el mercado en estos tres años 230.000 viviendas nuevas.

El estudio de los investigad­ores

VACÍOS Y DE SEGUNDA MANO Sólo hay 270.000 pisos vacíos en buen estado y en zonas con demanda de vivienda

de la Universita­t de Barcelona señala que el stock de viviendas sin vender es mayor que las estimacion­es oficiales, porque incluye las 712.000 viviendas nuevas que recogen las estadístic­as oficiales y otras 270.000 viviendas de segunda mano, en buen estado, que sus propietari­os esperan vender cuando el mercado se recupere. “Según el censo hay tres millones de viviendas vacías, pero hemos depurado esos datos, excluyendo las viviendas en mal estado, las que están en zonas rurales remotas en las que no hay demanda y las estructura­lmente vacías (familias que han comprado un piso para sus hijos, o para alojarse cuando realizan gestiones en una gran ciudad). Y dentro de tres años el stock será prácticame­nte el mismo, de unas 978.000 viviendas”.

Para acelerar la absorción del stock de viviendas sin vender, Oliver destaca el papel del alquiler para permitir emancipars­e a miles de jóvenes que hoy viven con sus familias aunque tienen capacidad económica para tener su propio hogar. Según sus estimacion­es, ahora este colectivo es de unos 900.000 jóvenes y puede aumentar cuando se vaya consolidan­do la recuperaci­ón económica. “Para ello, sin embargo, hace falta una seguridad jurídica y una regulación estable”, recordó Mendiluce.

EL ALQUILER, CLAVE 900.000 jóvenes con rentas propias y en edad de emancipars­e podrían impulsar el mercado

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ÀLEX GARCIA En la próxima década aumentará la población mayor de 66 años, pero habrá menos jóvenes y menos niños

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