Un base de altos vuelos
El MVP del año pasado sigue en estado de gracia y supera registros de Jordan
Stephen Curry, apodado el Angelito por su pícara sonrisa y cara de niño bueno, se ha convertido en el jugador de baloncesto más espectacular del planeta, capaz de hacer rutinario lo inverosímil, mágico lo vulgar y fácil lo imposible.
Ahora mismo es imparable”, confiesa Tony Allen, compañero de Marc Gasol en Memphis y uno de los mejores defensores de la NBA. “Si le defiendes cerca te hace un traje y si le das espacio la mete desde donde haga falta”, añade Andre Miller, jugador de Minnesota. Esas reacciones provoca, a día de hoy, Stephen Curry, el jugador más espectacular del planeta. Sólo él es capaz de hacer rutina lo inverosímil, mágico lo vulgar y fácil lo imposible. Da igual que esté cayéndose o que tenga un defensor de 2,08 m enfrente (Anthony Davis, por ejemplo, que ya lo ha sufrido dos veces esta temporada).
Cuando Curry tiene la pelota, lo inesperado puede suceder. Como si tuviera un pacto con el diablo o estuviera tocado por una varita mágica. El inicio de temporada del angelito, como le apodan por su pícara sonrisa y cara de niño bueno, trasciende los límites de lo imaginable. Stephen Curry promedia 33,3 puntos, 5,5 rebotes y 5,6 asistencias por partido. Y una media de 37 en el PER (una medida que calcula la productividad de un jugador por minuto). Wilt Chamberlain tiene el récord absoluto, con 31,82. Para entender la barbaridad de sus registros, su peor partido este año ha sido ante Detroit Pistons con sólo 22 puntos. Tan alto es su estado de forma que ha superado los números de Michael Jordan de la temporada 96-97. En los diez partidos que ha jugado, Stephen Curry acumula ya 333 puntos, mientras Jordan sumó 288 (con un 53% en tiros de campo frente al 51% de Jordan). Y en tres de esos diez ha conseguido 40 o más puntos (40 y 53 ante Nueva Orleans y 46 ante Minnesota). Y ya ha convertido 52 triples (5,2 de media), su gran especialidad. Números de escándalo que difícilmente mantendrá, pero al igual que los de su equipo, son ya historia.
“Todos aquellos que no nos ven como favoritos se equivocan. Vamos a jugar todavía mejor este año”, advertía Curry a principio de temporada. Y no le faltaba razón. Los Golden State Warriors, campeones el pasado curso, han mejorado aún más su sistema ofensivo. Un complejo, aunque ellos lo ejecuten con facilidad, sistema de engranaje mecánico que culmina en una obra artística imparable y que asombra a todos.
Sin su entrenador Steve Kerr (de baja indefinida por problemas de espalda), Luke Walton ha heredado el privilegio de dirigir a un bloque perfecto. Tras la victoria ante Minnesota este jueves, los de Oakland presentan un balance de 10 victorias y ninguna derrota, el mejor arranque de toda su historia. Además, se han convertido en el cuarto equipo que comienza la temporada siguiente a la consecución del título con diez victorias seguidas. Antes solamente habían logrado tal hazaña los Boston Celtics de Bob Cousy y Bill Russell (195758 y 1964-65) y los Chicago Bulls de Jordan (1996-97).
Las comparaciones con los Bulls de la temporada 95-96, equipo que logró 72 victorias en 82 partidos en la temporada regular (récord absoluto de la NBA), son evidentes. La pasada temporada se quedaron en 67, y este año quieren derribar ese hazaña. “Quedan muchos meses y aún es pronto para pensar en ello, pero sería una pasada superar a aquel mítico equipo”, afirma Klay Thompson. Los Warriors son el equipo de moda en la NBA. Curry, el ídolo de una nueva generación. Quién sabe si es el inicio de una nueva dinastía. El tiempo lo esclarecerá. Hasta entonces, disfrutemos de una sinfonía brillante.
“Los que no nos ven como favoritos se equivocan; vamos a jugar todavía mejor”, avisó Curry Los Warriors aspiran a superar la hazaña de Chicago en 1995-96 con 72 victorias en 82 partidos