Austria levanta otra valla contra los inmigrantes
Alemania extiende los controles en sus fronteras
Otra más. Las vallas entre países de la UE han dejado de ser una novedad y el Gobierno austriaco confirmó ayer que definitivamente levantará una barrera en su límite con Eslovenia. Se trata de la primera entre dos fronteras de la zona Schengen, desde su entrada en vigor hace veinte años.
Viena ya anunció hace dos semanas su intención de instalar “medidas técnicas” de protección para controlar el flujo de refugiados que entraban en su territorio con destino a Alemania y ayer concretó sus planes. Se tata de una valla móvil de 3,7 kilómetros de longitud en el paso de Spielfeld –un breve corredor que le une a Eslovenia– y tardará dos meses en estar construida, según explicó el director general para la seguridad pública, Konrad Kogle.
En un primer momento, la reja no contará con alambres de espino a su alrededor, aunque las autoridades no descartan colocarlos si cientos de personas tratan de pasar al mismo tiempo por el control fronterizo.
El hecho de que la verja pueda desplazarse de su posición inicial es un matiz importante. Las normas del tratado de Schengen prohíben los controles permanentes o barreras fijas que limiten la libertad de movimientos, pero sí permiten los controles ocasionales, como los que ha montado Francia para proteger su territorio ante la cumbre del clima en París del mes próximo.
Las intentos de Viena para impedir la entrada de refugiados a su territorio pueden ir más allá de la valla en el paso de Spielfeld. También se plantea la posibilidad de acabar construyendo en 48 horas otra verja de 25 kilómetros en la frontera si los esfuerzos de Eslovenia por controlar el flujo migratorio terminan fracasando. El país balcánico levanta su propia valla en el límite con Croacia.
“Esta segunda fase se pondrá en marcha si las medidas eslovenas no funcionan y esto deriva en cruces irregulares”, aseguró la ministra del Interior austriaca, Johanna Mikl-Leitner. En ese caso, Austria desplegará sus patrullas a lo largo de toda la frontera.
El Gobierno húngaro de Viktor Orban fue el primero de la UE en levantar vallas. Lo hizo con Serbia y la medida ha provocado un efecto dominó en los países balcánicos que recorren los refugiados camino de Alemania y el norte de Europa.
Bruselas ha impulsado una coordinación entre los gobiernos afectados que, por ahora, no evita que Schengen se ponga en entredicho. “Schengen está en una carrera contrarreloj”, reconoció el jueves el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que aseguró que los líderes europeos “estamos dispuestos a ganarla”.
Ayer, la Comisión Europea anunció que Alemania podrá seguir ejerciendo los controles fronterizos que instauró hace dos meses, justo una semana después de que la canciller Angela Merkel
EL ESPACIO COMÚN ESTÁ ROTO La barrera entre Austria y Eslovenia es la primera dentro de la zona Schengen EN DOS MESES Viena instalará una verja móvil de 3,7 kilómetros en el paso de Spietfeld
proclamara su política de puertas abiertas hacia los refugiados que quisieran instalarse en su país.
En un principio, esos controles deberían haber terminado ayer, en base al artículo del tratado que Berlín invocó para justificarlos. En septiembre dijo que se veía forzado a ello debido a circunstancias imprevistas que ponían en riesgo su seguridad. La entrada masiva de personas había desbordado a las autoridades y se veían en la necesidad de controlar el flujo. Bajo este argumento, las reglas permiten instaurar los
controles por un plazo máximo de dos meses. Bruselas considera ahora que la realidad ha cambiado y el desplazamiento de refugiados desde las fronteras exteriores de la UE hasta el corazón del continente ya no es un hecho imprevisible, sino todo lo contra- rio. Lo más probable es que siga produciéndose, por lo que Alemania puede acogerse a otro artículo –el 24 del tratado de Schengen–, previsto precisamente para estos casos. Los controles fronterizos podrían permanecer ahora un máximo de dos años.