El atletismo expulsa a Rusia
La IAAF veta a los atletas rusos, que no acudirán a los Juegos de Río
El pasado agosto, cuando asumió el mando de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), Sebastian Coe puso una máxima sobre la mesa: “Tolerancia cero con el dopaje”.
Su proyecto se puso a prueba anoche. A petición de Coe, los 27 miembros del consejo directivo celebraron una larga videoconferencia. Escucharon las alegaciones de Mijáil Butov, secretario general de la Federación Rusa, y luego –una vez que el responsable ruso hubo abandonado la cumbre– se enfrascaron en un ejercicio inédito en la historia del deporte: sometieron a votación el futuro del atletismo ruso, acusado de dopaje de Estado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). Por 22 votos a favor del veto y uno en contra (más tres abstenciones; no votaba Rusia), la IAAF decidió suspender provisionalmente la presencia de atletas rusos en las próximas competiciones internacionales. Entre ellas se encuentran los Juegos de Río del próximo verano. El veto se aproximó a la unanimidad. No competirá en Brasil ninguno de sus atletas, en una decisión sin precedentes.
La medida marca un punto y aparte en la historia del atletismo, que ahora penetra en un escenario imprevisible. Tras Rusia, los investigadores de la AMA también le han echado el ojo a Kenia, China y Etiopía, cuyos atletas siguen mostrándose huidizos cada vez que aparece un vampiro para tomarles muestras de sangre y orina.
El resultado de la votación llevó a la comunidad del atletismo a acogerse a la propuesta que había planteado la AMA el pasado lunes, colofón de un informe de más de 330 páginas plagado de nombres, fechas y datos, y que proponía el veto al atletismo ruso para futuros compromisos internacionales. La postura del supervisor mundial del dopaje ha sido contundente en los últimos días. Desacreditó al laboratorio antidopaje de Moscú (la AMA denunció la desaparición de 1.417 muestras de atletas rusos) y propuso el veto en bloque al atletismo ruso, planteamiento que puso a la IAAF en pie de guerra.
“Ha sido un despertar vergonzoso, y debemos dejar claro que a este nivel no se tolerarán las trampas”, dijo anoche Coe, minutos después de la votación.
Mientras la administración Putin decía sentirse acorralada (Rusia afronta sanciones internacionales a cuenta del conflicto energético y la guerra de Crimea, y su economía anda maltrecha como consecuencia del desplome del petróleo), Sebastian Coe llamaba a filas a la Federación Rusa.
Empeñado en preservar su imagen (su antecesor, Lamine Diack, está siendo investigado por la justicia francesa, que le acusa de chantajear a diversos atletas para ocultar hipotéticos positivos en controles antidopaje), Coe concedió cinco días de plazo a Rusia para que recurriera las acusaciones de dopaje de Estado (el plazo vencía en el día de ayer).
Y mientras, fue convocando a
“Ha sido un despertar vergonzoso”, dijo Coe, cuyo organismo aprobó la suspensión por 22-1 Rusia se ha declarado dispuesta a aceptar “cualquier decisión que le imponga la IAAF” “Deben pagar los atletas culpables, no los honestos”, pidió la pertiguista Yelena Isinbayeva, en vano
los responsables de las distintas federaciones internacionales, cuyas opiniones pretendía recabar. Entre ellos se encontraba José María Odriozola, presidente de la Federación Española, que pasó un par de días en Montecarlo y que ayer participaba de la votación desde su sede en Madrid.
Moscú había respondido el jueves, aunque de manera peregrina. Emitió un comunicado para comprometerse a poner orden en casa. Y poco más. Dijo que emprendería reformas en su sistema de supervisión del dopaje, incluida la creación de un nuevo laboratorio antidopaje, e incluso se declaraba dispuesto a aceptar “cualquier decisión que decidiera imponerle la IAAF”, en palabras de Vitali Mutkó, ministro de Deportes.
Incluso salieron a escena otros agentes, estos en clave moral. Campeonas olímpicas y del mundo como Yelena Isinbayeva o Anna Chicherova interpretaron que se estaba cometiendo una injusticia. “Deben pagar los atletas culpables, pero no los que han sido honestos”, dijo Isinbayeva (33), que había abandonado el atletismo en el 2013, pero que había anunciado su regreso para el próximo verano.
Fue en vano. Rusia tiene ahora un mes de margen para acudir a una nueva comparecencia oral ante la IAAF. La situación se le ha oscurecido de forma notable. El máximo organismo escuchará a sus dirigentes en diciembre. Luego decidirá si la suspensión provisional pasa a ser definitiva.