Portugal sale de la austeridad con una alternativa “prudente y realista”
El presidente Cavaco anuncia un férreo marcaje al Gobierno de izquierdas
Portugal dejó ayer atrás la era de la austeridad a ultranza para abrir una etapa caracterizada por “una alternativa realista, cuidadosa y prudente” a las políticas de ajuste presupuestario, bajo el objetivo de reducir las desigualdades sociales. Así lo anunció el nuevo primer ministro luso, el socialista António Costa, en su discurso de toma de posesión en el palacio de Ajuda, un acto solemne que sirvió para escenificar la fuerte tensión que envuelve la relación entre el nuevo Gobierno y el presidente de la República, el conservador Aníbal Cavaco Silva.
“De la misma manera que en una elección todos los votos cuentan, también cuentan todos los escaños, tanto a efectos de representatividad como de gobernabilidad”. Este pasaje del discurso de ayer de Costa no es ninguna obviedad, sino la expresión del cambio radical que se acaba de producir en el funcionamiento de la democracia portuguesa. Hasta ahora los gobiernos se formaban a partir de los resultados de los dos grandes partidos, el conservador PSD y el socialista PS, así como con el de la fuerza pequeña de la derecha, el CDS. Los 230 esca;os de la Asamblea de la República se completaban con la veintena o treintena de diputados del Partido Comunista Portugués (PCP) y del Bloco de Esquerda, las formaciones de la izquierda rupturista que siempre se integraban en la oposición, sin intervenir en la formación de las mayorías parlamentarias.
La presencia sin precedentes en el palacio de Ajuda de la líder del Bloco, Catarina Martins, y del portavoz parlamentario del PCP, João Oliveira, sirvió ayer para señalar la nueva fase en la que estas dos fuerzas, junto con los verdes, constituyen las bisagras parlamentarias que han permitido al socialista Costa convertirse en primer ministro pese a tener me- nos escaños que la coalición de derechas de PSD y CDS.
“Se trata de una solución inédita en la historia de nuestra democracia”, remarcó Cavaco Silva en su intervención, justo después de que prometiesen sus cargos los ministros y secretarios de Estado y justo antes de que hablase Costa. El jefe del Estado portugués recordó que si bien no puede disolver el Parlamento, en estos tres últimos meses de su mandato presidencial, conserva intactos sus otros poderes, entre los que figura el de destituir al Gobierno, además de poder vetar leyes.
En este contexto Cavaco lanzó una muy clara advertencia a Costa: “Haré todo lo preciso para que el país no se aparte de la actual trayectoria de crecimiento económico y creación de empleo y para que preserve la credibilidad externa del país”.
Frente al aviso del presidente, Costa reivindicó la legitimidad
Los comunistas y el Bloco se estrenaron como bisagras al asistir por primera vez a una toma de posesión
que le confiere la mayoría de 122 escaños sobre 230 que le apoya en el Parlamento. Tras admitir de nuevo que nombró a Costa porque no tenía otra alternativa viable, Cavaco puso el dedo en la llaga de las dos puntos débiles con los que nace el nuevo Gobierno solitario de los socialistas, en el que no se integran las otras fuerzas de izquierda. Se trata de la imprecisión de los pactos, firmados por separado con cada uno de los socios, y de la dificultad de combinar esa nueva etapa que anuncia Costa de “pasar la página de la austeridad” con el cumplimiento que también asume de los objetivos europeos de reducción del déficit público.
Según Mario Centeno, el nuevo ministro de Finanzas, esa cuadratura del círculo se logrará con un mayor crecimiento, impulsado por el aumento del consumo de los portugueses que, al reducirse la austeridad, gastarán más. Para su antecesora en el puesto, la conservadora Maria Luís Alburquerque, se trata de una teoría propia del “realismo mágico”.
Costa remarcó ayer que sus prioridades serán el crecimiento, la creación de empleo y la reducción de las desigualdades. E incluso proclamó el derecho de los portugueses “a ser felices aquí”, sin emigrar al extranjero.