Kathy Niakan
BIÓLOGA
El Reino Unido ha autorizado por primera vez la modificación genética de embriones humanos en el marco de un estudio dirigido por Niakan que tiene el objetivo de descubrir por qué algunos embarazos acaban en abortos indeseados.
Ubicado en el corazón de Londres, el Instituto Francis Crick es un consorcio formado por seis instituciones científicas británicas del ámbito de la biomedicina de gran prestigio mundial, entre las cuales se encuentran el Imperial College de Londres o el Cancer Research UK. Entró en funcionamiento en abril de 2015 y se prevé que cuando esté a pleno rendimiento acoja a unos 1250 científicos y 120 grupos de investigación, y cuente con un presupuesto anual en torno a los 175 millones de euros.
Con este centro, el Reino Unido pretende situarse a la cabeza de la investigación biomédica mundial aunando científicos líderes en sus disciplinas y esfuerzos para intentar entender por qué se desarrollan algunas enfermedades como el cáncer, u otras relacionadas con el envejecimiento o la neurodegeneración; también dar con nuevos tratamientos, formas de diagnóstico y de prevención. Para ello, además, trabajan en estrecha colaboración con universidades y hospitales del país.
Al frente de esta institución, llamada así en honor a Francis Crick, biólogo molecular y neurocientífico británico codescubridor de la estructura de doble hélice del ADN, está el bioquímico inglés Paul Nurse, que recibió el Nobel de Medicina en 2001 por sus descubrimientos acerca del ciclo celular.
Kathy Niakan es la bióloga molecular que pretende comenzar a editar embriones humanos y dirige uno de los grupos de investigación del Instituto Francis Crick. Esta científica lleva más de una década estudiando el proceso de desarrollo de un embrión. Comenzó su carrera en la Universidad de California en Los Ángeles, donde realizó su doctorado sobre células madre y biología del desarrollo. Prosiguió su trabajo en la Universidad de Harvard (EE.UU.) y de allí saltó a la Universidad de Cambridge (Reino Unido), donde continuó investigando las bases moleculares que rigen el destino de las células en los primeros días tras la fecundación.
El pasado septiembre, esta investigadora aprovechó que debía pedir a la agencia reguladora británica la renovación de la autorización de que dispone para trabajar con embriones humanos para incluir la técnica de edición genética CRISPR. Alegaba que con esta técnica podría reducir el número de embriones que se requieren en investigación. Es más, afirmó que creía que serían capaces de editar con éxito al menos ocho de embriones de diez. Esa edición se realiza en embriones tan sólo un día después de la fertilización.