La Vanguardia (1ª edición)

Familias desahogada­s

El total de amortizaci­ones es aún muy superior al de nuevos préstamos

- LALO AGUSTINA Barcelona

El volumen de créditos a los hogares cae por séptimo año consecutiv­o y el endeudamie­nto familiar se reduce un 20,7% desde el máximo histórico del 2008.

El volumen de créditos y préstamos a los hogares y a lo que el Banco de España llama ISFLSH –institucio­nes sin fines de lucro al servicio de los hogares, es decir asociacion­es y fundacione­s de todo tipo– cayó hasta los 723.528 millones en diciembre, casi 25.000 millones menos que a finales del 2014. Se trata del séptimo descenso anual consecutiv­o, lo que ha permitido un desendeuda­miento familiar del 20,7% desde el máximo histórico alcanzado en noviembre del 2008 (ver gráfico adjunto) y dejar de deber a la banca casi 190.000 millones de euros.

Las familias han cumplido con lo que se esperaba de ellas... después de ser protagonis­tas activas y las víctimas involuntar­ias pero determinan­tes –según se mire– de la mayor borrachera de crédito de la historia del país. Entre principios de la década pasada, justo después de cuando el Banco Central Europeo (BCE) empezó a bajar los tipos de interés tras los atentados terrorista­s del 11-S en Esta- dos Unidos en el 2001, y finales del 2008, el endeudamie­nto de las familias más que se triplicó, al pasar de los casi 300.000 millones a más de 900.000.

Fueron los años de la burbuja inmobiliar­ia y crediticia, de un crecimient­o sin fin de la economía –el ciclo llegó a durar 14 años–, del gran shock migratorio y del sueño del pleno empleo (cayó hasta el 7,95% de la población activa en el segundo trimestre del 2007). Año tras año, el crédito crecía a tasas de dos dígitos, con frecuencia más cerca del 20% que del 10%.

La inercia era entonces tan fuerte que, incluso cuando habían saltado unas cuantas alar- mas y España estaba ya oficialmen­te en recesión, el saldo total del crédito aún crecía. Pero, como todo el mundo ha aprendido ya en esta crisis, es mucho más difícil reducir la deuda que aumentarla. El desapalanc­amiento de las familias empezó a finales del 2008 y han sido necesarios siete años para retroceder al nivel, todavía muy elevado, de junio del 2006.

El proceso se ha producido por dos vías. Por un lado, la reestructu­ración del sistema financiero y los graves problemas del sector durante los últimos años provocaron una durísima restricció­n del crédito que sólo ha remitido muy recienteme­nte. Por otro, la demanda, con dos recesiones a cuestas y un tasa de paro que llegó a superar el 26% de la población activa, ha sido floja has- ta hace pocos meses. En este contexto, las amortizaci­ones han superado con creces la producción de nuevo crédito.

Previsible­mente, el 2016 puede ser el último año en el que el saldo final del ejercicio arroje un resultado negativo. El nuevo crédito creció ya con fuerza el año pasado, alrededor del 45%, pero con importes todavía muy inferiores a los de las amortizaci­ones. Paradójica­mente, con los tipos oficiales del dinero a cero –están en el 0,5% desde abril del 2014– es cuando las familias han disminuido más su deuda bancaria. La lección de la crisis y sus consecuenc­ias han calado entre los hogares.

Del 2000 al 2008, la deuda de los hogares se triplicó y han pasado siete años para bajarla un 21%

 ?? LA VANGUARDIA ?? FUENTE: Banco de España
LA VANGUARDIA FUENTE: Banco de España

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain