“Hay que cambiar antes de que sea tarde”
Conservadores y progresistas de Iowa coinciden en la necesidad de un cambio pero discrepan sobre la dirección que debe tomar el país
Recorriendo los pueblos de Iowa a través de sus interminables campos de maíz y saltando de condado a condado por autopistas con omnipresencia de camiones de gran tonelaje no cuesta mucho romper los tópicos de este estado con fama de conservador en el que nadie está satisfecho con la situación política. Hay un sentimiento generalizado de que es necesario un cambio. ¿En qué dirección? He ahí el debate .
En el 608 de East Court Avenue, en Winterset, viven Steve y Patty Delante de la casa tienen colocado un cartel de apoyo a Hillary Clinton. Sorprende porque Winterset, el pueblo donde nació John Wayne, tiene fama de ser muy conservador. “Sí, somos demócratas y no somos los únicos”, reivindican con orgullo. Steve y Patty Weeks tienen un negocio de alquiler de viviendas, pero ella se ha jubilado y dedica su tiempo a recabar apoyos para Hillary Clinton. Es lo que se denomina una persuader. Ayer era la encargada de dirigirse a los demócratas, reunidos en la escuela de Winterset, y suministrarles argumentos hasta convencerles de que la mejor opción para ganar las elecciones presiden- ciales y mantener una política de cambios favorables a la clase media no es Bernie Sanders. “Bernie es un idealista y lo que vende son sueños que no pueden hacerse realidad –afirma Patty segura de sí misma–. Todos queremos cambiar la situación pero la candidatura de Bernie en el fondo está poniendo en peligro los cambios que con tanto esfuerzo y tantos obstáculos hemos conseguido en los últimos ocho años con el presidente Obama. ¡Y quiere desmantelar el Obamacare!”.
Los argumentos de Patty Weeks contra los rivales suenan con más fuerza que la defensa de Clinton. “Bueno sí, ella es una política, ¡pero es que necesitamos políticos!”.
Esta última idea sí es opuesta al sentimiento mayoritario de los conservadores. Cuando pronuncian la palabra político lo hacen con un desdén como si se tratara de delincuentes. “Yo votaré a Trump porque no es un político, es un hombre de negocios que hará que Estados Unidos sea de nuevo una gran nación”, afirma Steve Rock, un granjero del condado de Scott. El rechazo de los conservadores a “los políticos” sólo es comparable al que proclaman ahora contra los jueces.
Ed Frazier es un promotor inmobiliario de Alabama que ha viajado hasta Iowa a apoyar a su amigo Mike Huchkabee, que ganó el caucus en el 2008. “Las iglesias han construido esta nación y es a Dios a quien debemos obedecer no a esos jueces que pretenden decidir cómo he de vivir yo y cómo ha de vivir usted. Hemos de rebelarnos antes de que sea demasiado tarde”.
Marlú Abarca tiene 23 años y se está empleando a fondo en la campaña de Bernie Sanders. Es graduada en psicología y trabaja en un programa gubernamental para ayudar a alumnos de secundaria a preparar el ingreso en la universidad.
“Soy la primera generación de mi familia que ha podido obtener una graduación –explica esta hija de inmigrantes mexicanos– y estoy con Bernie porque es el campeón en la defensa del acceso asequible a la universidad. Yo he comprobado en mi vida la importancia de ser educado. La educación es el factor determinante de la movilidad social”.
Marlú también estaba ayer peleando en su caucus con los amigos de Patty Weeks. Ambas, como Steve Rock y como Ed Fazier, forman parte del mosaico estadounidense.
“Es cierto que Hillary Clinton es una política, pero es que necesitamos políticos”, dice Patty Weeks