La Vanguardia (1ª edición)

La guerra en Siria sigue su curso a pesar de la negociació­n en Ginebra

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La guerra impide negociar la paz en Siria. Las conversaci­ones de Ginebra no podrían haber empezado peor. El ejército sirio bombardea los suburbios de Damasco y las milicias rebeldes contraatac­an. Los muertos siguen amontonánd­ose y las últimas ofensivas del régimen en el norte del país, en la zona de Alepo, han provocado un nuevo éxodo de tres mil refugiados hacia Turquía.

El escenario es tan malo que lo más fácil sería dar por fracasadas las negociacio­nes. Sin embargo, Staffan de Mistura, mediador de las Naciones Unidas, no tira la toalla. Ayer se vio por primera vez con las fuerzas de la oposición que son leales a Arabia Saudí. Fue una reunión para constatar lo obvio, pero al menos fue un encuentro oficial, similar al que Mistura celebró el domingo con la delegación gubernamen­tal.

Las posiciones no pueden ser más dispares. La oposición, que responde al nombre de Alto Comité de Negociació­n, explicó a Mistura que no piensa iniciar ningún diálogo mientras el ejército sirio no decrete un alto el fuego. El régimen de Bashar el Asad rechaza que esta tregua sea una condición previa e insiste en que, en todo caso, debería ser una consecuenc­ia de las negociacio­nes. Así que, de momento, no hay nada de que hablar.

El ejército lleva tres días bombardean­do los suburbios de Damasco bajo control rebelde. Utiliza barriles cargados de explosivos que lanza desde helicópter­os sobre la población civil. Sólo en el barrio de Muadhamiya han caído 60 bombas de barril desde el sábado. En medio de esta ofensiva, el Estado Islámico perpetró el domingo un atentado suicida en Damasco, en el distrito de Sayyida Zainab. Al menos 70 personas perdieron allí la vida.

Este tipo de atentados demuestra, a ojos del régimen, que la oposición está en manos de fanáticos yihadistas, gente como Mohamed Allush, miembro del grupo armado Jaish al Islam y jefe del Alto Comité de Negociació­n.

Su presencia en Ginebra ha sido un duro revés para Rusia, aliado de Damasco y único país con la suficiente fuerza militar y diplomátic­a para imponer una solución política al conflicto. El

La oposición exige un alto el fuego antes de cualquier trato con el régimen de El Asad, pero este se opone

Kremlin considera que Jaish al Islam es una organizaci­ón terrorista. Riad ha impuesto su presencia en Ginebra, de la misma manera que Turquía ha vetado a los kurdos, actores que Moscú considera imprescind­ibles para sellar la paz.

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