La ballena de la inflación
No hace falta ser argentino para saber que las ballenas no tienen orejas de burro. Pero ese es el efecto que a primera vista se percibe en el polémico boceto de un nuevo billete anunciado por el Banco Central de Argentina. También da la impresión de que el cetáceo está panza arriba. Las críticas han forzado al organismo emisor a modificar el dibujo y reconocer su error.
La ballena franca austral fue declarada en 1984 monumento natural. Es un emblema del país y ya en la escuela los niños aprenden a identificarlo con uno de sus animales más característicos. Sin embargo, parece que el dibujante del Banco Central faltó a clase aquel día.
Apenas un mes después de la llegada al poder de Mauricio Macri y del nombramiento de un nuevo presidente en el banco, la institución anunció el 15 de enero la emisión de una nueva serie de billetes de curso legal con valores faciales más altos, contentando así al sector financiero y comercial, que desde hacía años lo reclamaba ante la galopante inflación.
Lejos de la simbología política que el kirch- nerismo metió hasta en la sopa o, mejor dicho, hasta en los billetes, el nuevo Gobierno impulsó que los motivos de la nueva serie monetaria estén basados en la fauna argentina, algo que en principio parecía estar destinado a no generar disputas. Sin embargo, el equívoco dibujo de la ballena en el futuro billete de 200 pesos ha generado polémica, aunque no tanta como el que en su día provocó el de 100 pesos con la cara de Eva Perón lanzado durante el gobierno de Cristina Fernández.
Si en algún sitio de Argentina entienden de ballenas es en Puerto Madryn, localidad patagónica de la provincia de Chubut y puerta de entrada a la península Valdés, patrimonio natural de la humanidad por la Unesco desde 1999 y uno de los mejores lugares del mundo para el avistamiento de cetáceos. Cada año, entre junio y diciembre, cientos de ejemplares de ballena franca se alejan del polo Sur para reproducirse en aguas más cálidas durante el invierno austral y muchas se concentran frente a la península Valdés, que anualmente recibe a unos 100.000 turistas que se embarcan para ver de cerca a este coloso, de callosidades características, que puede alcanzar 16 metros de longitud y 50 toneladas.
Tras la difusión del boceto del nuevo billete, las redes sociales estallaron con memes de todo tipo y también críticas al dibujo, cuestionando que el animal estuviera al revés. Tres días después del anuncio, el alcalde de Puerto Madryn, Ricardo Sastre, tuiteó: “Al que diseñó el billete de 200 hay que invitarlo a conocer ballenas y que se dé cuenta de que la puso al revés”.
Un día más tarde, Sastre escribió en Facebook toda una explicación sobre el error del boceto, citando a expertos científicos. El alcalde reproducía las palabras de Silvana Dans, especialista en mamíferos marinos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. “Es una idea poco feliz para un dibujo. Una ballena panza abajo sería mucho más fácil de interpretar para quienes no saben cómo es una ballena”, decía Dans.
Por su parte, Alejandro Arias, coordinador del Proyecto Valdés de la Fundación Vida Silvestre Argentina, indicaba: “El dibujante hizo un boceto tomando un comportamiento, en este caso el salto con medio giro cayendo de espaldas. El dibujo no está bien hecho, las aletas se asemejan a otro grupo de cetáceos, los rorcuales (ballena azul, jorobada, por ejemplo), no a la franca austral”.
Además del billete de 200 pesos, este año también se estrenará el de 500, dedicado al yaguareté –también monumento natural– y el año próximo el de 1.000 pesos (66 euros), cuyo motivo será el hornero –un pájaro–. Será el de mayor valor facial y multiplicará por diez al actualmente mayor, el de 100 pesos (6,6 euros), que el kirchnerismo se negó siempre a superar intentando tapar con un dedo el sol de la inflación. También el año que viene se renovarán con motivos faunísticos los billetes actuales: la taruca o venado andino –también monumento natural– relevará al de 100 pesos de Evita y el cóndor sustituirá al de 50 pesos dedicado a las islas Malvinas, el otro papel moneda lanzado durante el kirchnerismo.
La ballena franca austral, declarada en 1984 monumento natural, es un emblema argentino