“¿Rivalidad entre nosotros? Ninguna”
GREGORY KUNDE
Oh, qué pena que Juan Diego cante al mismo tiempo que yo en Barcelona! Porque no podré ir al Palau a escucharle ni él podrá venir a mi concierto. ¿Rivalidad entre nosotros? Ninguna. Hemos sido amigos durante años y el último verano coincidimos en la Scala de Milán haciendo ese mismo Otello de Rossini escenificado. Éramos cinco tenores, con Edgardo Rocha, Nicola Pamio... y nos comportábamos como un club, dentro y fuera de escena, un peligro, ja, ja. Y mi amigo John Osborn me acaba de enviar un mensaje: va a hacer ese Otello en Viena este mes”.
Está claro que si alguien sufre por no llenar del todo mañana el Gran Teatre es el propio Liceu más que al tenor protagonista de este Otello de Rossini. Un título que se intercala con las funciones del Otello de Verdi para brindar la oportunidad de comparar ambos trabajos basados en Shakespeare. Barcelona está tensando la cuerda, probándose a sí misma... ¿Habrá público para llenar un Liceu y un Palau con sendas veladas líricas?
De momento, siendo que este Rossini en concierto se repite el domingo y que ha causado baja en su reparto Julia Lezhneva como Desdemona –la soprano ha preferido posponer su debut en el Liceu y será sustituida por la británica Jessica Pratt (¡otra cancelación en la Rambla!)–, es posible que quien salga ganando en esta involuntaria concordancia sea el Palau, pues aunque el público catalán no pasa hambre de Flórez –se le vio en Lucia de Lammermor en diciembre y actuó en el último festival de Peralada– el tenor peruano ha agotado la taquilla.
Aun así, Kunde ofrece un aliciente extra: quien le escuchó en el Otello de Verdi (también en Peralada) puede comprobar ahora cómo se desenvuelve el único tenor capaz de compaginar dramatismo y bel canto. ¿Cómo le afecta en su agilidad con Rossini el añadir personajes de Verdi a su repertorio?
“Yo mismo me preguntaba cómo me afectaría, pero la verdad es que es más bien una ayuda”, dice el tenor estadounidense. “La orquestación está más presente en Verdi, interactúas constantemente con los otros cantantes y hay un dramatismo físico y mental, pero utilizo la misma vocalidad expresiva que en el bel canto, de manera que volver a Rossini es como volver a casa. La voz es quizá un poco más grande pero la técnica es la misma”.
El único Rossini que mantiene Kunde en su repertorio es Otello, “porque es el papel más interesante, y no en vano fue escrito para un tenor en concreto”, dice. “Tampoco tengo otras ofertas. Haré quizás Guillaume Tell, que es un Rossini más lento, pero tengo tantos otros proyectos y debuts en marcha...”. Efectivamente, ha incorporado Sansón a su haber (lo cantó en Valencia); será Renato des Grieux en Manon Lescaut , y hará por primera vez Andrea Chenier y Peter Grimes. ¿Cómo encara el aprendizaje de nuevos repertorios?
“Tengo formas diversas. La música me resulta fácil; me gusta aprender la ópera entera antes de ir por partes, porque fui formado al principio como instrumentista y director, y necesito verla en su conjunto. Pero el problema cuando tienes tantas cosas en proceso es de memoria... con el texto. Aprender una obra me lleva dos o tres semanas; memorizarla otro tanto, así que la acabo memorizando en los ensayos. El otro día ensayando con Plácido Domingo se me cayó una de las chuletas del bolsillo trasero del pantalón que utilizo para comprobar que voy bien... y me dijo: ‘Somos los únicos músicos que deben memorizar todo lo que hacen en el escenario’. Bueno, en las funciones no las llevo, claro”.
“Me gusta aprender la ópera primero en su conjunto, pues fui formado como director”