Nitroglicerina en una caja negra
El francés Georges Lavaudant (Grenoble, 1947) vuelve a dirigir en Barcelona. El que fue director del Théâtre de l’Odéon de París regresa desde esta noche y hasta el 10 de abril a los escenarios catalanes, que conoce bien, con un clásico como Panorama des del pont, de Arthur Miller, una obra de emigración, deseo, celos y traición ambientada en el Nueva York de los años cincuenta.
“Una tragedia sin dioses ni destino”, como la define Lavaudant, protagonizada por Eduard Fernández, que va a dar vida a Eddie Carbone, un minucioso estibador del puerto neoyorquino inconscientemente enamorado de su sobrina y que caminará sin descanso hacia su autodestrucción. Un personaje complejo, tanto, que el todavía director del Ro- mea –la próxima temporada dirigirá el Théâtre l’Archipel en Perpiñán–, Borja Sitjà, dice que “agradezco el salto al vacío de Edu, es un personaje muy complicado y difícil”.
Lavaudant reconoce que conocía “muy mal” el teatro de Arthur Miller, que por cierto escribió esta obra durante la caza de brujas del senador McCarthy en EE.UU. “No es- taba entre los autores que frecuentaba: Chéjov, Pirandello, Brecht, autores contemporáneos franceses... Pero hace cuatro o cinco años me pidieron montar La noche de la iguana de Tennessee Williams en el teatro de Bobigny. Y entonces leí este teatro que ha- bíamos olvidado en cierta manera en Francia”. Eduard Fernández, por su parte, subraya que con el resto del equipo, en el que también están Marcel Borràs, Mercè Pons, Pep Ambròs, Marina Salas, Rafa Cruz y Sergi Vallès “se ha formado una compañía muy bonita. Que al espectador le puede parecer una tontería, pero para mí es muy importante en este teatro emocional porque te permite estar desnudo y sincero, abierto en el escenario.