Plan de seguridad en Marruecos para frenar la caída del turismo
El número de visitantes bajó el año pasado un 4% por miedo a posibles atentados
El objetivo es que el turista se sienta plenamente seguro desde el momento en que llega al país Las ciudades de Marrakech y Agadir concentran el 68% de las noches de hotel perdidas en el 2015
Marruecos ha puesto en marcha un plan de seguridad para proteger el turismo internacional en sus fronteras, plan que presentará próximamente en España y Francia, los dos principales emisores de visitantes hacia el país norteafricano. Tras los atentados de París de noviembre, la llegada de turistas a Marruecos, entre ellos españoles, ha sufrido un importante descenso, con un grave perjuicio para la economía del país.
El nuevo dispositivo de seguridad se asienta en cinco ejes princi- pales que tienen un único objetivo: que el visitante se sienta plenamente seguro desde el mismo momento de su llegada a Marruecos. El plan, conocido como Had
har (cautela en árabe), prevé un fuerte incremento de la vigilancia policial y militar en zonas sensibles, como puertos o aeropuertos; pone a disposición de los establecimientos y guías turísticos un sistema informático que permite asegurarse rápidamente de la verdadera identidad de los clientes, para evitar que terroristas extranjeros puedan camuflarse como turistas; se sellarán todas las fronteras del reino, de una manera espe- cial las carreteras; se multiplicará la vigilancia en todas las ciudades turísticas, con atención prioritaria en Marrakech, Agadir o Fez y, por último, se intensificará aún más la colaboración con los servicios de seguridad españoles y franceses.
El politólogo francés Charles Saint-Prot, director general del Observatorio de Estudios Geopolíticos de París, comprende que el miedo es lógico dado el contexto general, pero señala que la lucha de Marruecos contra el terrorismo está siendo muy eficaz porque se desarrolla en un doble contexto: “Mohamed VI está concediendo mucha importancia al programa de formación de imanes en Marruecos y en otros países para combatir la propagación del extremismo” y, por otra parte, “sus eficaces servicios de seguridad cooperan estrechamente con los europeos, en especial con franceses y españoles”. La conclusión es que la amenaza terrorista en Marruecos es mucho menos aguda que en el resto de países del norte de África, y esa realidad es la que se quiere transmitir a los posibles visitantes.
La degradación del clima de seguridad en el norte de África, especialmente en Túnez, Argelia y Egipto, ha afectado también a Marruecos que ha visto descender de manera alarmante el turismo, una de las principales actividades económicas del país. Durante el año pasado, el número de visitantes no superó los nueve millones de personas, un descenso de casi cuatro puntos con respecto al año anterior y muy lejos de los objetivos establecidos por las autoridades.
Especialmente significativo ha sido el impacto sobre las principales ciudades turísticas. Las pernoctaciones en Marrakech y Aga- dir han registrado descensos del 7 y el 8% respectivamente, contabilizando entre las dos el 68% del total de noches de hotel perdidas durante los once primeros meses del pasado año.
Este descenso coincide, además, con un momento en el que se están abriendo nuevos establecimientos hoteleros de lujo, pero las autoridades temen que este impulso pueda verse perjudicado en el futuro si el turismo sigue retrayéndose. En los últimos meses se ha producido la apertura de un hotel de cinco estrellas de la cadena Four Seasons en Casablanca, un Mandarin Oriental en Marrakech o un nuevo Hilton en Tánger.
El ministro de Turismo, Lacen Hadad, lamenta que para los europeos “el norte de África en su conjunto haya dejado de resultar una zona segura”, y eso perjudica a Marruecos.
En los últimos días, las autoridades han informado de la desarticulación de una nueva célula de siete extremistas, cercanos al autodenominado Estado Islámico, que planeaban desplazarse de manera inminente a Siria para combatir en las filas de este grupo terrorista.