El Papa asegura que los muros “están destinados a caer, uno detrás de otro”
Francisco reconoce que ha habido sintonía entre el Vaticano y Rusia al abordar las primaveras árabes. En declaraciones al diario Corriere della Sera, el Papa insistió en su idea de tender puentes en las relaciones internacionales –como ha hecho él entre Cuba y Estados Unidos, y también entre católicos y ortodoxos– y vaticinó que los muros “están destinados a caer, uno detrás del otro”, incluso los que parecen eternos, como ocurrió con el de Berlín.
En una conversación con el escritor y editorialista Massimo Franco, justo después del anuncio del próximo encuentro en La Habana entre el Papa y el patriarca ortodoxo de Moscú, Kiril I, Francisco explicó que había delegado la negociación a personas de confianza. Fueron dos años de diálogo secreto, llevadas a buen puerto “por buenos obispos”. “Estoy felicísimo”, recalcó el Pontífice sobre el acercamiento a los ortodoxos y la histórica reunión del viernes en el aeropuerto José Martí de la capital cubana.
Según el Papa, “Rusia tiene sangre imperial”, pero, si se dialoga, “puede dar mucho”, igual que China. Fue significativo el comentario de Jorge Mario Bergoglio a propósito de los acontecimientos en el mundo árabe de los últimos años. “Sobre las pri- maveras árabes e Iraq se podía imaginar con antelación lo que podía suceder –dijo el Papa–. Y en parte hubo una convergencia de análisis entre la Santa Sede y Rusia. Digo en parte, pues mejor no exagerar, porque Rusia tiene sus propios intereses”. Sobre Libia, Francisco recordó que antes de la intervención militar, estaba sólo Gadafi, pero ahora hay cincuenta como él. “Occidente debe hacer autocrítica”, enfatizó.
El Papa abordó el asunto de la inmigración, un desafío que debe ser abordado “con inteligencia”, y auguró que al final los inmigrantes serán bienvenidos. El Pontífice está convencido de que “Europa debe y puede cambiar; debe y puede reformarse”, porque “en sus momentos más oscuros siempre ha demostrado tener recursos insospechados”. Bergoglio se declaró admirador de los protagonistas del renacimiento europeo tras la II Guerra Mundial, como el alemán Konrad Adenauer, el francés Robert Schuman y el italiano Alcide De Gasperi. Entre los personajes italianos actuales que más respeta, el Papa citó al expresidente Giorgio Napolitano, a la exministra de Exteriores Emma Bonino y a la alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini.
“Occidente debe hacer autocrítica”, afirma Francisco, para quien “Europa debe y puede reformarse”