Mucho más que un menú hiperproteico
Nutricionistas expertos en deporte de alto nivel alertan de las deformaciones de una alimentación con aspectos positivos
Sandra Sardina, nutricionista especializada en diseñar y cuidar la alimentación de deportistas de alta resistencia, cuenta que a su consulta ha llegado más de un ferviente seguidor de una supuesta dieta paleo con déficits nutricionales importantes. Por sus características, sobre todo por la elevada ingesta de proteínas y la ausencia de gluten, este tipo de alimentación ha triunfado entre algunos deportistas. “Lo primero que tendríamos que hacer es definir qué es una paleodieta; en muchos casos no se aplica bien, hay libros populares sin ninguna base científica”, advierte Sardina.
Expertos consultados coinciden al destacar que quienes aplican de forma correcta la paleodieta llevan una alimentación sin lácteos, sin legumbres, sin trigo, sin azúcares procesados y sin alimentos precocinados ni industriales. Ahora bien, cuando de lo que se trata es de decidir qué debe comerse, hay muchas malas praxis, como pensar que los paleolíticos se alimentaban sólo de grandes cantidades de carne y pescado. “Comían mucha fruta, verduras, hortalizas y frutos secos; hay quien se piensa que es una dieta con sólo proteínas, con mucha carne”, destaca Sardina, que ha trabajado con deportistas acostumbrados a llevar su cuerpo al límite.
Pero ¿se trata de una dieta equilibrada que puedan seguir personas sanas sin riesgo de pa- decer déficits alimentarios? Mireia Porta, referente en la alimentación deportiva, nutricionista y tecnóloga alimentaria, explica que, si se analiza porcentualmente esta dieta, la aportación de proteínas es más elevada y la de carbohidratos más baja “de lo que se considera una dieta equilibrada”. Sardina considera que sí puede ser equilibrada, pero advierte que “no sirve para todo el mundo igual”.
La mayoría de nutricionistas rechazan de entrada las dietas con etiquetas, como es el caso de la alimentación inspirada en lo que comían los ancestros, y alertan del riesgo de seguirlas sin el asesoramiento de expertos. Ahora bien, si de lo que se trata es de valorar desde el aspecto nutritivo la popular paleodieta, los propios especialistas ven numerosos aspectos positivos.
Porta y Sardina aplauden que se trata de dietas que promueven una alimentación más natural, con alimentos frescos, sin procesado. “Puede ayudar a reducir los hidratos de carbono simples, el índice glucémico y mejorar el perfil de aminoácidos y ácidos grasos”, sostiene Porta.
Su popularidad no es nueva. Hace ya algunos años que este tipo de alimentación aterrizó en Estados Unidos y desde allí, como sucede con muchas de las modas vinculadas a la nutrición, llegó a Europa y sumó adeptos. En internet es muy fácil encontrar guías sobre proteínas, consejos, recetas y foros de seguidores y presuntos expertos en paleodieta.
“Creo que estoy batiendo récords de desayunar raro: sopa de pescado al curry con coliflor”, explicaba ayer una ferviente paleo en uno de los muchos grupos de Facebook dedicados a esta dieta. “Con sólo comer una chocolatina al día estás superando el máximo de azúcar recomendado”, se advertía en otro foro.
Reducir sobremanera la ingesta de carbohidratos puede llegar a ser contraproducente en algunos deportistas, en función también de su fisiología. Pero si un aspecto negativo destacan los nutricionistas es que se considere que una dieta con mucha carne es una dieta saludable y beneficiosa para la salud, especialmente si se hace mucho deporte.
Modas aparte, Sardina destaca los estudios que se están llevando a cabo desde el rigor científico de la denominada “nutrición evolutiva”, a partir de analizar qué comían los ancestros. “Se observan mejoras, pero faltan aún estudios que lo demuestren; otra cosa muy distinta son las paleodietas populares, sin ninguna base científica, que son sólo negocio y modas”, apostilla.
Hay quien cree que se trata sólo de comer carne y pescado, olvidando verduras, frutas y hortalizas