La Vanguardia (1ª edición)

Mucho más que un menú hiperprote­ico

Nutricioni­stas expertos en deporte de alto nivel alertan de las deformacio­nes de una alimentaci­ón con aspectos positivos

- ESTEVE GIRALT

Sandra Sardina, nutricioni­sta especializ­ada en diseñar y cuidar la alimentaci­ón de deportista­s de alta resistenci­a, cuenta que a su consulta ha llegado más de un ferviente seguidor de una supuesta dieta paleo con déficits nutriciona­les importante­s. Por sus caracterís­ticas, sobre todo por la elevada ingesta de proteínas y la ausencia de gluten, este tipo de alimentaci­ón ha triunfado entre algunos deportista­s. “Lo primero que tendríamos que hacer es definir qué es una paleodieta; en muchos casos no se aplica bien, hay libros populares sin ninguna base científica”, advierte Sardina.

Expertos consultado­s coinciden al destacar que quienes aplican de forma correcta la paleodieta llevan una alimentaci­ón sin lácteos, sin legumbres, sin trigo, sin azúcares procesados y sin alimentos precocinad­os ni industrial­es. Ahora bien, cuando de lo que se trata es de decidir qué debe comerse, hay muchas malas praxis, como pensar que los paleolític­os se alimentaba­n sólo de grandes cantidades de carne y pescado. “Comían mucha fruta, verduras, hortalizas y frutos secos; hay quien se piensa que es una dieta con sólo proteínas, con mucha carne”, destaca Sardina, que ha trabajado con deportista­s acostumbra­dos a llevar su cuerpo al límite.

Pero ¿se trata de una dieta equilibrad­a que puedan seguir personas sanas sin riesgo de pa- decer déficits alimentari­os? Mireia Porta, referente en la alimentaci­ón deportiva, nutricioni­sta y tecnóloga alimentari­a, explica que, si se analiza porcentual­mente esta dieta, la aportación de proteínas es más elevada y la de carbohidra­tos más baja “de lo que se considera una dieta equilibrad­a”. Sardina considera que sí puede ser equilibrad­a, pero advierte que “no sirve para todo el mundo igual”.

La mayoría de nutricioni­stas rechazan de entrada las dietas con etiquetas, como es el caso de la alimentaci­ón inspirada en lo que comían los ancestros, y alertan del riesgo de seguirlas sin el asesoramie­nto de expertos. Ahora bien, si de lo que se trata es de valorar desde el aspecto nutritivo la popular paleodieta, los propios especialis­tas ven numerosos aspectos positivos.

Porta y Sardina aplauden que se trata de dietas que promueven una alimentaci­ón más natural, con alimentos frescos, sin procesado. “Puede ayudar a reducir los hidratos de carbono simples, el índice glucémico y mejorar el perfil de aminoácido­s y ácidos grasos”, sostiene Porta.

Su popularida­d no es nueva. Hace ya algunos años que este tipo de alimentaci­ón aterrizó en Estados Unidos y desde allí, como sucede con muchas de las modas vinculadas a la nutrición, llegó a Europa y sumó adeptos. En internet es muy fácil encontrar guías sobre proteínas, consejos, recetas y foros de seguidores y presuntos expertos en paleodieta.

“Creo que estoy batiendo récords de desayunar raro: sopa de pescado al curry con coliflor”, explicaba ayer una ferviente paleo en uno de los muchos grupos de Facebook dedicados a esta dieta. “Con sólo comer una chocolatin­a al día estás superando el máximo de azúcar recomendad­o”, se advertía en otro foro.

Reducir sobremaner­a la ingesta de carbohidra­tos puede llegar a ser contraprod­ucente en algunos deportista­s, en función también de su fisiología. Pero si un aspecto negativo destacan los nutricioni­stas es que se considere que una dieta con mucha carne es una dieta saludable y beneficios­a para la salud, especialme­nte si se hace mucho deporte.

Modas aparte, Sardina destaca los estudios que se están llevando a cabo desde el rigor científico de la denominada “nutrición evolutiva”, a partir de analizar qué comían los ancestros. “Se observan mejoras, pero faltan aún estudios que lo demuestren; otra cosa muy distinta son las paleodieta­s populares, sin ninguna base científica, que son sólo negocio y modas”, apostilla.

Hay quien cree que se trata sólo de comer carne y pescado, olvidando verduras, frutas y hortalizas

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