Una final para no recordar por lo deportivo
La Super Bowl de las bodas de oro estuvo muy por debajo de las expectativas en lo deportivo. Si en lo musical rozó la excelencia con Lady Gaga entonando el himno y Beyoncé haciendo una reivindicación política con su tributo a los Black Panthers y al poder negro en el show del descanso, sobre el pasto californiano no hubo más que decepción. Se suponía que esta edición número 50 de la gran final de la liga de fútbol americano (NFL) iba a enfrentar a una leyenda como el quarterback Payton Manning, el más veterano en una final con 39 años, con la insolencia juvenil y creativa del afroamericano Cam Newton. Tanto Manning, mariscal de campo de los Broncos de Denver, como Newton, el de los Panthers de Carolina del Norte, no tuvieron su mejor día. Los de Denver se impusieron por 24-10, y se llevaron su tercer título. La demostración del bajo nivel de creatividad queda plasmada en que no hubo touchdowns (ensayos) por lanzamientos extraordinarios de los pasadores, quienes, además y de manera excepcional, fueron relegados del papel estelar de ser el MVP. En esta ocasión el reconocimiento recayó en el linebacker Von Miller, el pilar defensivo de los Broncos, la escuadra con mejor defensa en el campeonato, que se impuso sobre el mejor ataque y, en principio, a los favoritos, unos Panthers que no habían perdido más que un partido en toda la temporada. Los de Denver empe- zaron ganando por 3-0 después de un chut. En ese primer cuarto se produjo la jugada clave. Un lanzamiento largo de Newton, uno de los pocos acertados, lo recogió Jerricho Cotchery. Sin embargo, y tras consultar las pantallas, los árbitros lo designaron incompleto. Los Panthers retrocedieron. Al poco, la presión de Von Miller dio fruto. Newton perdió la bola y los Broncos anotaron para ponerse 10-0. A pesar de no tener la noche, Manning acabó laureado, convertido en el primer quarterback que gana el título con dos equipos diferentes. Dejó la incógnita de si fue su último partido. Newton abandonó la rueda de prensa a medias. No podía contener su frustración por la derrota. / F. Peirón