Colau aplaza el pleno del presupuesto por la falta de apoyos
La oposición critica “el fracaso” y denuncia el bloqueo económico
Casi un año después de las elecciones municipales, Barcelona está bloqueada. Aún no tiene presupuestos y la ciudad no puede invertir ni en obras o programas sociales. El Ayuntamiento dispone de unas cuentas prorrogadas que le permiten hacer frente a los gastos corrientes, pero nada más. No puede hacer ni una de las inversiones que en estos meses el gobierno de BComú ha ido desgranando o pactando como proyectos de futuro: el plan de barrios, el de rehabilitación de vivienda, el del Besòs, la Meridiana, el tranvía, la llegada de la L10 a la Zona Franca... Una situación que empieza a ser crítica y así lo reconoció ayer, por primera vez, el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, el concejal que en estos meses se ha encargado de negociar con el resto de grupos, sin mucho éxito vistos los resultados.
Pisarello tuvo que salir a dar explicaciones del porqué una hora y media antes del pleno extraordinario, en el que se debatía la modificación presupuestaria de 275 millones de euros, este se desconvocaba. Desde el viernes, cuando la CUP dio portazo a un posible pacto con BComú ya se sabía que no había margen de maniobra y la situación se hizo más evidente cuando Ciutadans recomendó empezar de cero y olvidarse de un presupuesto que no tenía el consenso del resto de formaciones. El gobierno parece no haber aprendido de las duras y difíciles negociaciones mantenidas con ERC, PSC y CUP para sacar adelante la ampliación de crédito o las ordenanzas fiscales. Alcanzar un acuerdo en estas dos propuestas ya fue toda una odisea y la historia se ha vuelto a repetir, pero esta vez con un final más amargo y con un regusto de “fracaso”, como calificó lamayoríade grupos.
No obstante, hasta ayer por la mañana, ya sea por empecinamiento o “autoritarismo” –como lo calificó ayer el exalcalde Xavier Trias–, la convocatoria del pleno se mantuvo. La intención, según dijo el teniente de alcalde el viernes, era que los grupos que no apoyaban la modificación quedaran retratados. Pero, a las doce, la alcaldesa Ada Colau tuvo que reconocer lo evidente: perderían la votación por un solo voto. ERC y PSC eran los únicos que les daban apoyo. Fue entonces cuando cogió el teléfono para comunicar a los presidentes de grupo que no fueran al salón de la Reina Regente. Allí no se iba a celebrar nada.
Pisarello se mostró ayer más conciliador y anunció que el gobierno iniciaba el diálogo con todas las formaciones para “buscar puntos de confluencia y sacar adelante unos presupuestos que urgen a los barceloneses”. Explicó que, a primera hora de la mañana, se había reunido con la CUP para “explorar nuevas
La oposición critica el “fracaso” del equipo de gobierno y denuncia el bloqueo económico
VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR vías de acuerdo”. Pero a pesar de que calificó la situación de urgente, no pudo precisar una fecha para la aprobación de las cuentas. María José Lecha (CUP) le respondió que la cadencia asamblearia de su formación le impediría llegar a un acuerdo antes del viernes, día para el que está convocado un pleno ordinario.
De alcanzarse un pacto, este no podrá materializarse hasta mayo. Pero el calendario avanza y las partidas que se aprueben deberán ejecutarse en el año en curso y muchas inversiones podrían acabar perdiéndose por falta de tiempo. Y que esto ocurra en un ayuntamiento “solvente” es difícil de justificar ante los barceloneses, tal y como dijo el socialista Jaume Collboni.
Lo cierto es que la falta de presupuesto comienza a notarse en el ritmo de la actividad municipal. El orden del día del pleno ordinario del viernes, en su parte ejecutiva, cuenta sólo con ocho puntos, la mayoría de ellos puros trámites administrativos. Así las cosas, el interés de la sesión queda a expensas de las iniciativas que presenten los grupos.
La oposición cargó duramente contra el bloqueo económico en el que está la ciudad. Xavier Trias no se arrendó al calificar al equipo de gobierno de “autoritario y arrogante ideológico” al no querer sentarse ni hacer el más mínimo gesto para negociar con los convergentes. Aseguró que le habían sorprendido las declaraciones de Pisarello, quien había dicho que se abría al diálogo con el resto de formaciones. “A nosotros no nos ha llamado nadie hasta hoy para decirnos que se desconvocaba el pleno”, lamentó. También advirtió que la “degradación institucional viene acompañada de la degradación del espacio público” y denunció el “menosprecio” al que le somete el equipo de gobierno.
Carina Mejías (C’s) tachó de “inédito” el bloqueo en el que se encuentra Barcelona y aseguró que esta situación crea inseguridad, preocupación e inestabilidad. Alfred Bosch (ERC), el único que ya había expresado su apoyo a las cuentas municipales, lamentó la falta de responsabilidad de todos los grupos para evitar esta situación. Dijo sentirse “estupefacto” y, por eso, esa misma mañana se puso en contacto con todos los presidentes de grupo para intentar desencallar unos presupuestos que hace meses que se están negociando.
Más duro se mostró Jaume Collboni, quien responsabilizó directamente al equipo de gobierno de no haber llegado a acuerdos más amplios. Puntualizó que los presupuestos eran “buenos” para la ciudad y, por eso, su grupo tenía intención de apoyarlos. Sobre su posible entrada en el gobierno, Collboni no quiso especular. “Es una mala noticia(la no aprobación de las cuentas) porque no podremos luchar contra las desigualdades o el paro”, apunto. Mientras, Alberto Fernández (PP) recomendó al resto de la oposición dejar de lamentarse por no poder pactar con la alcaldesa y lograr un acuerdo entre todos para “echar a Colau de la alcaldía”.
El primer teniente de alcalde, dispuesto a hablar con todas las fuerzas políticas Sólo ERC y PSC defienden las cuentas que se debían aprobar ayer