El PP mantendrá la oferta de la gran coalición después del 26-J
El PSOE insiste en que no pactará con los populares tras las nuevas elecciones
Como si ya hubiera pasado por el palacio de la Zarzuela, donde Mariano Rajoy tiene hoy una cita con el monarca, con quien cerrará la ronda de consultas, el PP empezó a diseñar ayer la campaña electoral a la que están seguros que están abocados, y con la vista puesta en el escenario que saldrá de las urnas el 26 de junio, que sin duda requerirá, como ha ocurrido estos meses, de diálogo entre los partidos, “sin perjuicios partidistas”. El partido está convencido de que ganará las elecciones, “y ampliamente”, pero también que necesitará para poder gobernar a Ciudadanos e incluso al PSOE, porque en el fondo le gustaría repetir la oferta que hizo tras el 20-D, es decir, la gran coalición.
Así pues, el PP mantendrá puentes tendidos hacia el PSOE y Ciudadanos, lo que no impedirá la crítica a estos dos partidos, como la que el domingo les lanzó Mariano Rajoy desde Córdoba, al hacerles responsables de que haya una nueva convocatoria electoral, o las que ayer mismo les dedicó el vicesecretario de comunicación del PP, Pablo Casado, tras la reunión del comité de dirección, presidido por el propio Rajoy. El límite de la crítica, según Casado, es el de la descalificación personal, para que una vez conocidos los resultados del 26 de junio el diálogo sea posible. No parece sencillo, a la luz de las acusaciones que en estos días previos a la convocatoria electoral se lanzan los partidos.
Desde el PSOE, el portavoz socialista en el Senado, Óscar López, insistió asimismo ayer en que tras el 26-J “el PSOE no pactará ni gobernará con el PP”. En declaraciones a Catalunya Radio, López descartó un entendimiento con los populares, porque el gran objetivo de Pedro Sánchez recordó que es “sacar a Rajoy de la Moncloa”.
Con la actitud mantenida durante estos cuatro meses, el PSOE considera desterrada la acusación que sirvió en la campaña electoral a Podemos de que los socialistas se echarían en brazos del PP, y preferían la gran coalición a un acuerdo progresista. “No hemos pactado ni con Rajoy ni con el PP”, subrayó Oscar López, que echó la culpa de que no haya un gobierno progresista a Pablo Iglesias, a quien dedicó palabras duras, acusándole de “hacer la pinza” al PSOE con el PP. Para López, “Iglesias se ha hecho viejo muy rápido, y ha votado con Rajoy”, porque en la investidura de Pedro Sánchez el voto de Podemos es el que coincidió con el del PP”. Y todo, a juicio del portavoz socialista, porque Podemos tiene más interés en superar al PSOE que en sustituir al PP al frente del Gobierno. Y si desde
Los populares ya preparan una campaña de actos reducidos, sin grandes gastos y propositiva
el PSOE se lanzaba este mensaje, desde Ciudadanos se ponía de nuevo el punto de mira en Mariano Rajoy, señalándole como el gran obstáculo para llegar a un acuerdo. Sin embargo, el PP advierte: “Dudo que cualquier partido que no gane cometa el error de proponer cambios en el partido ganador, y que recuerden que si en cuatro meses no lo han conseguido, no lo van a conseguir”. La tesis con la que trabaja el PP es que si Rajoy y el PP son los ganadores, “la presión será sobre los partidos que puedan sumar una mayoría con el PP para que faciliten el diálogo”.
En este contexto, en el PP empiezan ya a preparar la campaña electoral, que, según Pablo Casado, será “sencilla, de tiro corto, pegada a la calle, de actos reducidos, sin grandes gastos, cercana, realista, propositiva y optimista”. Los populares creen jugar con la baza de los comportamientos de los partidos en los cuatro meses transcurridos desde las anteriores elecciones, “que han sido muy clarificadores”, y venderán “un gobierno serio, porque es un valor que cotiza al alza”.