Barcelona planta cara al elevado precio del alquiler
Con una media de 727 euros mensuales, es la ciudad con los arriendos más altos del Estado
La “burbuja inmobiliaria” amenaza de nuevo si no se para el incremento de precios que experimenta el mercado de pisos de alquiler, especialmente en grandes ciudades como Barcelona. El año pasado los precios repuntaron con fuerza en la capital catalana: el alquiler medio se situó en 727 euros mensuales –10,9 euros/ m2/mes, el más alto y el que más aumentó de las grandes ciudades españolas–, un 6,6% más que en 2014, según un informe elaborado por el departamento de Estudios y Programación del Ayuntamiento de Barcelona.
Ante esta tendencia ascendente, que rompe con la trayectoria a la baja del quinquenio anterior en Barcelona, el Ayuntamiento ha decidido no quedarse con los brazos cruzados y –a pesar de no tener competencias para controlar los precios de los arrendamientos– insta al Estado y a la Generalitat a actuar legislativamente para limitar los alquileres máximos.
“Las últimas modificaciones de la LAU, como la que hace referencia al plazo de alquiler obligatorio, que pasó de cinco a tres años, o al incremento de precios a aplicar, han perjudicado a los inquilinos”, explica Anna Cabot, abogada y coordinadora del Servicio de Asesoramiento Jurídico de las oficinas de la vivienda de Barcelona, quien añade: “Aunque la Ley 24/2015 de medidas urgentes para afrontar la emergencia en el ámbito de la vivienda y la pobreza energética supuso un paso adelante, esta no contempla muchas de las situaciones que se dan hoy en día, de familias que disponen de unos recursos económicos muy justos”. El director técnico de programas para el Uso Digno de la Vivienda, Gerard Capó, apunta: “El consistorio quiere trabajar con las administraciones competentes para impulsar la reflexión sobre este cambio en la ley y establecer algún sistema de regulación de precios máximos en determinadas zonas en función de diferentes circunstancias para evitar que, debido a un incremento de precios, las viviendas de alquiler dejen de ser accesibles para un sector de la ciudadanía”.
MAYOR ESFUERZO ECONÓMICO
Según el estudio municipal, los barceloneses que hacen un mayor esfuerzo económico para pagar el alquiler –destinan una cuarta parte de los ingresos– son los que viven en los barrios con rentas más bajas (Trinitat Nova, la Verneda, la Pau, la Guineueta, Sant Martí de Provençals y Prosperitat). El informe también pone en evidencia que los barrios donde se registran mayores incrementos en los precios del alquiler –cercanos al 6,5%– son zonas con una presencia creciente del turismo, a pesar de la moratoria de pisos turísticos.
MÁS VIVIENDA SOCIAL
Además de la propuesta para modificar la ley y establecer un tope máximo en el precio del alquiler, el consistorio lleva a cabo otras actuaciones, como son las ayudas
Barcelona es la ciudad con un mayor porcentaje de vivienda de alquiler de todo el Estado español En cinco años, la capital catalana incrementará en 2.500 pisos el actual parque de alquiler público
para hacer frente al pago del alquiler y los programas para concienciar a los propietarios y conseguir incrementar el parque de vivienda de alquiler social. “Nuestra intención es incentivar a los particulares a poner una vivienda en alquiler mediante diferentes programas para ayudarles a alquilarlos, así como actuar en el marco de la ley en el caso de empresas o personas jurídicas que tienen pisos vacíos desde hace más de dos años. Queremos incrementar el parque de alquiler social y asequible“, explica Capó.
INCENTIVOS PARA ALQUILAR Entre estos incentivos destaca la subvención de una parte del IBI, los seguros para el hogar, la tramitación gratuita de la cédula de habitabilidad y el certificado de eficiencia energética o las subvenciones por obras, entre otras ayudas. “Y el Ayuntamiento, o una entidad del Tercer Sector, es quien da las garantías para que el alquiler se cobre”, añade el técnico municipal.
La abogada Anna Cabot subraya que “desde el consistorio, mediante las oficinas de la vivienda, también hacemos de mediadores y buscamos soluciones antes de que un problema se haga más grande, y si, por ejemplo, una familia sabe que no podrá pagar el alquiler, se activan ayudas para no perjudicar al arrendador. Firmar un contrato de alquiler es algo más serio de lo que a veces pensamos; tanto el propietario como el inquilino tienen unos derechos y unos deberes, y hay que cumplirlos”.