La Vanguardia (1ª edición)

Esperanza en el Techo del Mundo

Más de 350 alpinistas, rumbo a la cima del Everest un año después del terremoto

- ROSA M. BOSCH Barcelona

Mientras miles de personas siguen viviendo en tiendas de campaña un año después de que un terremoto matara a unas 9.000 personas y destruyera casi un millón de viviendas en Nepal, la vida sigue en el campo base del Everest, en la cara sur, donde 289 montañeros de 38 países aspiran a coronar el Techo del Mundo. Por la vertiente norte, en Tíbet, alrededor de 70 alpinistas persiguen el mismo sueño. Este es el año de la esperanza en el país del Himalaya y en el Everest, cima que nadie ha conseguido hollar desde el 2013.

En el 2014 un alud sepultó a 16 sherpas en el glaciar de Khumbu, lo que provocó un éxodo masivo, y en el 2015 el seísmo de magnitud 7.8, seguido de una gran avalancha, enterró a una veintena de personas, la mayoría trabajador­es nepalíes, en el campo base. La tragedia que vivió el país llevó a “cerrar” la montaña. El total de 359 candidatos a coronar esta temporada el Everest, por Nepal y por Tíbet, contrastan con los 494 del 2015, según cifras facilitada­s desde Katmandú por Billi Bierling, asistente de la cronista y primera autoridad del Himalaya Elizabeth Hawley. Bierling, igual que hacía la nonagenari­a Hawley hasta hace poco, entrevista a los alpinistas que pretenden subir un ochomil, antes y después de la ascensión, para alimentar un exhaustivo registro de las personas que han hecho cumbre cada temporada, el Himalayan Database. “Desde que empecé a trabajar para Elizabeth Hawley, hace doce años, he visto como cada vez gente con menos experienci­a va al Everest. Antes, los que querían coronar los 14 ochomiles eran montañeros de verdad. Pero ahora, el Everest parece que es una cumbre accesible para todos. Por ejemplo, uno de los escaladore­s con los que he hablado sólo ha subido antes el Kala Pattar, que supone un rápido paseo desde Gorak Shep (aldea en la ruta del campo base del Everest), de 5.500 metros de altitud. Pero estamos viendo lo mismo en el Mont-blanc o el Cervino y en otros picos del mundo”, explica Bierling por correo electrónic­o.

Como viene siendo habitual, también esta primavera la gran mayoría de intentos de cima serán con la ayuda de oxígeno embotellad­o y de diligentes sherpas que atienden todas las necesidade­s de sus clientes. Las agencias con más solera cobran un mínimo de 50.000 euros por guiar a sus expedicion­arios hasta el Techo del Mundo, de 8.848 metros. Pero el periódico Himalayan Times advertía en su edición del domingo que ha aflorado una guerra de precios en la que algunas agencias han lanzado ofertas por 20.000 euros.

El turismo de montaña es una fuentes de divisas básica para Nepal y en este sector basa su recuperaci­ón el país. En el conjunto de Nepal el número de senderista­s ha bajado cerca del 40%, según estima la Asociación de Agencias de Trekking citada por Himalayan Times.

El terremoto destruyó pueblos enteros, como es el caso de Yarmasing, en el devastado distrito de Sindhupalc­howk, donde prácticame­nte todos sus 1.100 vecinos se quedaron sin casa. Magda Nos, integrante junto con Mònica Verge de la primera expedición femenina española que culminaba un ochomil, el Cho Oyu, en 1989, y fundadora de la oenegé Namlo, ha hecho un llamamient­o para apoyar a esta localidad en su proceso para volver a la normalidad. También Kilian Jornet, junto con la oenegé SOS Himalaya, emprendió una campaña para conseguir reconstrui­r 116 viviendas en el valle

UN ‘PUEBLO’ A 5.350 METROS Unas 900 personas ocupan el campo base de la cara nepalí, más de la mitad trabajador­es

EL PRIMER ESCOLLO Los ‘Icefall Doctors’ han equipado la Cascada de Hielo con cuerdas y escaleras Dos eslovacos pretenden ascender en estilo alpino por la cara sudoeste Ferran Latorre prevé subir mañana a 5.700 metros e iniciar la aclimataci­ón

de Langtang. El mundo del alpinismo considera que la mejor manera de ayudar a Nepal es viajando a este país en el que los meses de abril y mayo, antes de la llegada del monzón, es temporada altísima.

La ruta desde Nepal es la más solicitada y estas semanas ocupan el campo base cerca de 900 personas, entre los 289 montañeros que quieren subir el Everest, los 72 que intentarán otro ochomil, el Lothse (8.516 metros), y los 34 del Nuptse (7.861 m), a los que hay que sumar los guías de altura, porteadore­s, cocineros y resto de personal. Estas tres montañas siguen un tramo de la misma ruta. En el lado tibetano, unas 70 personas han solicitado permiso para ascender por la cara norte.

Los alpinistas ya han empezado a aclimatars­e remontando desde el campo base, a 5.350 metros, hasta el uno (5.944 m) o el dos (6.400 m), superando la siempre peligrosa Cascada de Hielo, que un equipo de experiment­ados sherpas, los denominado­s Icefall Doctors, han equipado con escaleras y cuerdas para facilitar la ascensión.

Todos los alpinistas que quieran coronar el Everest, el Lhotse o el Nuptse deben pasar por este tramo y por tanto abonar una tarifa de 600 dólares (532 euros) por el exigente trabajo realizado por los

Icefall Doctors.

Este año, para hacer las cosas un poco más fáciles, el Gobierno de Nepal ha autorizado que helicópter­os puedan transporta­r hasta el campo 1 las cargas que hasta el momento llevaban a sus espaldas los porteadore­s. Alan Arnette, veterano cronista del Everest y que esta temporada intenta culminar el Lhotse, cuenta en su blog que la medida ahorrará 87 viajes a pie a los sherpas, a la vez que “salvará, potencialm­ente, vidas si se produce la rotura de seracs o otro desastre natural en el glaciar de Khumbu”.

Bierling subraya que superar el escollo del Khumbu siempre es arriesgado: “Esperemos que los pequeños temblores que hemos tenido en las últimas semanas no lo hagan más expuesto. Me han dicho que en el itinerario hasta el campo 2 hay más grietas y he visto una foto con cuatro escaleras en vertical, una atada encima de la otra, para superar un bloque de hielo”. Bierling añade que lo más destacado que podrá verse esta primavera en el Techo del Mundo es el proyecto de la expedición eslovaca integrada por Vladimír Strba y Zoltán Pál de culminar en estilo alpino, es decir en plena autonomía y sin oxígeno, la ruta por la cara suroeste. La pareja quiere rendir homenaje a un equipo eslovaco que en 1988 consiguió alcanzar la cima por el mismo camino pero que en el descenso vio como perdían la vida cuatro de sus integrante­s. Por el Tíbet, los norteameri­canos Cory Richards y Adrian Ballinger intentarán un ascenso también sin oxígeno artificial.

Y no muy lejos del Everest, en el campo base inferior del Makalu, descansaba ayer el catalán Ferran Latorre, que persigue culminar su duodécimo ochomil, de 8.481 metros. “El miércoles partiré hacia el campamento base superior, a 5.700 metros, para empezar la aclimataci­ón de cara a intentar la cima entre mediados y finales de mayo”, explicaba anoche vía teléfono satélite.

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TASHI SHERPA / AP Un porteador cargando, el pasado marzo, escaleras que se han colocado en la Cascada de Hielo

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