Virus fecales infectaron el agua envasada que bebieron 4.136 personas
Dos tipos de norovirus en las garrafas y en los afectados por la gastroenteritis
Los análisis realizados por el laboratorio de Microbiología de la UB y de la Agència de Salut Pública de Catalunya en Girona coinciden en que, tanto el agua de las garrafas de la marca Font d’Arinsal, de Andorra, como las muestras de heces de los afectados por el mayor brote de gastroenteritis causado por agua envasada que se conoce contienen virus fecales. Esos norovirus pertenecen a dos genogrupos distintos que se repiten en ambos tipos de muestras, las heces de las víctimas y el agua de las garrafas.
A la espera de que el gobierno de Andorra termine su investigación y dé a conocer cómo se produjo la contaminación, Salut Pública catalana da por terminado el brote: en total, 4.136 afectados, la inmensa mayoría “con síntomas leves”, que incluyen náuseas, vómitos, diarreas y febrícula durante dos o tres días y que en seis casos requirieron hospitalización sin síntomas graves. Bebieron hace dos semanas de fuentes de agua servida por Eden Spring en garrafas de 19 litros en sus empresas, 381 en total.
Y se convirtió en un brote histórico. “Es la primera vez que se describe una contaminación por norovirus en agua envasada”, aclaró el catedrático de Biología Molecular de Virus Entéricos de la UB, Albert Bosch, “y hemos encontrado cantidades elevadas, entre 1.000 y 10.000 virus por litro. Es mucho”. Esas grandes cantidades llevan a pensar en una gran fuente de contaminación. Aunque son meras especulaciones hasta que se conozca el resultado de la investigación en la planta embotelladora de Andorra, cabe pensar que no serían suficiente las heces o la mala higiene de una sola persona infectada para contaminar 114.000 litros de agua, que es la cantidad retirada la semana anterior al descubrirse que en esas garrafas estaba el problema. El agua envasada, especialmente en Europa, está sujeta a estrictos controles sanitarios. Se miran unos 150 parámetros, pero no virus, porque son muy pequeños y difíciles de ver en el agua. “Sí se analizan desde los años 80 en aguas de Barcelona, pero no se exige en la UE”, aclara el Albert Bosch.
Desde el lunes de la semana pasada no ha habido más afectados por el brote, aunque ahora empiezan a plantearse resarcirse del daño causado, desde el tiempo de trabajo perdido hasta el susto que se llevaron en más de una oficina cuando la mayoría de los compañeros corrían a vomitar. Unos 80 afectados ya se han inscrito en Reclamaiguaeden.cat, la dirección abierta por el Col·lectiu Ronda para llevar a cabo una reclamación colectiva extrajudicial. La Generalitat, dado que el problema no está en su territorio, sino en Andorra, no prevé ningún tipo de sanción. Como máximo, una reclamación por los gastos sanitarios que ha supuesto el brote.