Frente al abismo
La música de Juego de tronos, de Ramin Dawadi, evoca las emociones fuertes del mundo medieval de Poniente, en el que resulta más fácil que vuelen cabezas que dragones. El arranque volvió a situar a una gran parte de los seguidores de la serie ante el nuevo abismo sin red de ver el primer capítulo de la sexta temporada, sin saber lo que sucederá, porque desborda las tramas de los cinco libros publicados hasta ahora por George R.R. Martin. El “nada está escrito” promocional –con permiso de Lawrence de Arabia– representa un nuevo aliciente.
Los primeros capítulos de cada nueva temporada de Juego de tronos tienen un tono introductorio antes de desarrollar nuevas tramas y desenlazarlas hacia los capítulos 9 y 10. Esta vez, sin embargo, las heridas morales y reales de la última temporada eran muchas. Volvimos a ver a Jon Nieve inerte, helado, mientras su lobo
Fantasma aullaba en la noche. Nos deleitamos con la épica y entereza de esa auténtica Quijote en cuerpo XXL que es Brienne de Tarth. Nos encantamos al ver que la sufrida Sansa Stark escapa de su maltratador y se alza cada vez más fuerte. Sentimos el dolor de Cersei y Jaime –¡dos malvados!– por su hija asesinada. Conocimos la perfidia de Ellaria Arena y sus hijas. Nos recreamos en las conversaciones de Tyrion y Varys. Nos alzamos con Daenerys ante su cautiverio. Luchamos con Arya Stark en Braavos (Girona) y hasta descubrimos el secreto íntimo de la dama roja. ¿Qué más queremos? Acabamos de asomarnos a un abismo (sin red).