¿Por qué triunfa Marie Kondo?
La japonesa Marie Kondo se ha ganado el título de gurú del orden con su libro superventas La magia del orden . Su éxito reside en una propuesta radical, de máximos. Un método que se expone como un teorema: el orden en nuestras casas y espacios de trabajo constituye la base de nuestra felicidad. Esta proposición es demostrable. Kondo tiene un negocio en Tokio donde ayuda a particulares y empresas a poner en solfa su entorno. Los clientes afirman, después de aplicar sus consejos, que viven en paz y armonía. Hay orden en sus casas y en sus vidas. Además ese cambio no tiene vuelta atrás. Gran ventaja. Una vez y no más.
El método KonMari es claro. Uno sólo puede rodearse de aquellos objetos que le proporcionan alegría. Los demás, a la basura. Su planteamiento es sumamente práctico y material. Hay que poner patas arriba tu casa y eliminar, eliminar y eliminar hasta quedarte con esas piezas escogidas e imprescindibles que acompañarán tu existencia. Con el objeto en la mano no valen las medias tintas ni los titubeos: o lo conservas o lo dejas.
Kondo viste esta cruzada del orden con su filosofía oriental. Y así se suaviza el despiadado exterminio material. Habla con los objetos cotidianos, da las gracias a los zapatos que le han acompañado durante todo el día antes de guardarlos en el armario, acaricia las prendas depositadas en los cajones para que no se sientan olvidadas y se despide del viejo móvil antes de desecharlo.
En nuestra sociedad ultramoderna y tecnológica, la autora japonesa ha conseguido que sea tendencia hablar de orden y limpieza. Lo hace sin tapujos y sin andarse con rodeos. Su éxito reside en la fuerza de su propuesta, en su radicalidad; también en su excentricidad personal y su presencia multimedia (hay en la red varios vídeos sobre su forma de doblar la ropa, por ejemplo). Necesitamos reclamos rompedores para llamarnos al orden. El caos encuentra caminos cortos y rápidos para instalarse en nuestros hogares. O usamos mano dura –aunque sea enfundada en guante blanco- o no hay quien viva. Kondo lo consigue y eso es magia.