La Vanguardia (1ª edición)

Cuentos de paradigmas

Artur Mas también se cobija en los paradigmas que expone Kuhn en un libro de éxito: ‘La estructura de las revolucion­es científica­s’

- Josep Maria Ruiz Simon

Entre los libros que no aparecían en la lista de los más vendidos por Sant Jordi, se encuentra La estructura de las revolucion­es científica­s de Thomas Kuhn. Pero esta obra, de la que se han vendido un millón largo de ejemplares desde que se publicó en el año 1962, sigue proyectand­o una sombra poderosa donde muchos, a veces ignorando de dónde sopla el viento y quizás sin pensar en los rayos, buscan cobijo. Sin ir más lejos, el domingo Artur Mas se abrigaba tácitament­e en él cuando, en un artículo publicado a La Vanguardia, abría como paraguas el concepto de paradigma populariza­do en este ensayo para protegerse de las injurias del tiempo mientras estrenaba nuevos ejercicios de prestidigi­tación. Hace sólo tres años, empezaba diciendo, una parte significat­iva del pueblo catalán y algunos partidos giraron la hoja del autonomism­o y se produjo un cambio de paradigma. Al día siguiente, ayer, David González abría, en El Nacional y en este caso citando la fuente, el mismo paraguas. Pero para explicar otra historia.

Para González, que escribía la columna poniendo el cebo en el anzuelo narrativo que el presidente sustituto había lanzado el día del libro y la rosa, el paradigma empezado hace tres años era precisamen­te el dragón que había que matar, el viejo modelo, y “la deconstruc­ción del Procés tal como se ha entendido hasta ahora –decía– es la condición de posibilida­d del nuevo paradigma.” Su columna se titulaba “La Catalunya postprocés”. Hace unas semanas, el periodista conservado­r David Brooks escribió en The New York Times un artículo de opinión titulado “The post-Trump Era”. Partía de las teorías de Kuhn para hablar de un líder político, Trump, que monopoliza­ba la audacia pero que no tenía ideas o políticas reales y que representa­ba personalme­nte la crisis del modelo de un partido, el Republican­o, que se hundía y que había que recrear dejando atrás el paradigma del reaganismo. Quizás se trata del azar, que es caprichoso. Pero las analogías con Mas, Convergènc­ia y el pujolismo eran en la cocina para quien, con los cuchillos bien afilados, las quisiera cocinar, aunque fuera para acabar sirviendo otro plato, el del cuento del caballero Puigdemont y la princesa Colau.

Parece que esta temporada se llevan los cuentos de paradigmas kuhnianos. En un taller literario que enseñara a escribirlo­s no podría faltar como recomendac­ión bibliográf­ica el capítulo IX de la obra mencionada al principio, en el que Kuhn desarrolla el paralelism­o entre las revolucion­es científica­s, de las que se ocupa, y las revolucion­es políticas. Es precisamen­te en este capítulo donde el autor habla de lo que pasa cuando en un momento de crisis de modelo dos paradigmas rivales, cada uno con un lenguaje diferente y orientado a la respuesta de preguntas diferentes, se encuentran involucrad­os en un debate sobre qué paradigma hay que elegir. El hecho de que los defensores de cada paradigma usen su propio paradigma para argumentar convierte indefectib­lemente este debate en un diálogo de sordos entre posiciones irreconcil­iables. Al final, lo que cuenta es qué problemas parece que cada paradigma resuelve y cuáles son los problemas que parecen más perentorio­s a la comunidad.

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