Difícil de explicar
Intérpretes: Sergey Khachatryan, violín; Tomás Netopil, director Lugar y fecha: L’Auditori (22 a 24/IV/2016)
Al menos algo de buen nivel y de interés en este fin de semana de la OBC. La obra Imatges d’un món efìmer, casi estreno, de Josep Maria Guix, para gran orquesta, que fiel a su estética dialogante con el paisaje y el jardín japonés, desarrolla en cuatro pequeños movimientos momentos sonoros atractivos en timbres, contrastes y sonoridad de conjunto. Hay situaciones muy bellas en cuanto al color especialmente al comienzo y el final de la obra, cuyos poco más de quince minutos pasan de forma muy grata, con una cuidada selección de la percusión, especialmente en la gama de gongs, campana singular, y otros en conjunción con la armonía.
Otro de los elementos a destacar, el estupendo sonido del violinista Khachatryan, que afrontó con impecable técnica el poco atractivo Concierto para violín en Re mayor de Khatchaturian.
Una obra reiterativa, tanto en el solista como en la orquesta, con un Andante que revela musicalidad en función de aires armenios, pero el resto de concepción vulgar. Una pena, ya que, como bien me comentó días atrás Josep Soler, se podrían haber recordado los 70 años del estreno en Barcelona del Concierto para violín de Alban Berg en 1936.
Otra ocasión perdida, y además contando con un violinista de un color, lirismo y sonoridad excepcional. Por fin, lo peor; la versión que el director Netopil hizo de tres números de la suite De mi patria, de Smetana.
De excepción la frase del arpa solista de la orquesta, o el clarinete, pero el resto un fraseo cuadrangulado, sin respiración, con pasajes a modo de fanfarria en los metales, mientras que el sonido debe de circular y expresarse con agilidad y a distancia del suelo.
Al margen de fallos en solistas, en medio de una orquesta irreconocible ya que había gran mayoría de caras nuevas. No entiendo sinceramente a qué apunta esta programación de altibajos, directores muy pobres y al parecer un organismo con un estado de salud alarmante.