Fabulosa Butterfly
Los Amics de l’Òpera de Sabadell han presentado la última ópera de este año con un título que ha resultado el más espectacular de todos, reproduciendo la producción, firmada por Carles Ortiz y revitalizada con añadidos de calidad, que ya se había hecho hace unos cuantos años. Una Madama Butterfly con el lujo de tener no una cantante japonesa en el papel principal, sino dos, ya que el rol de la muchacha Suzuki ha sido también confiada a una mezzosoprano de muy alto nivel vocal e interpretativo que ha hecho un tándem con la excelente y bien conocida soprano Miki Mori que ya había cantado anteriormente este papel en Sabadell. Pero realmente, y a pesar de algún problema de salud solventado a última hora, nunca como en esta primera función me había convencido tanto Miki Mori, en qué ha cantado con una gran interpretación del dramático papel de la ingenua niña japonesa. Presente en escena durante la mayor parte de la función, Miki Mori nos ha hecho pasar por los estados de ánimo más diversos que le imponía el papel, desde el enamoramiento más intenso hasta la lucha contra el desánimo, desde la esperanza insegura hasta la desesperación, hasta llegar al suicidio (no con hara-kiri, imposible en una mujer, sino la auto degollación), todo eso con la interpretación vocal más perfecta y convincente.
La fiel Suzuki, interpretación de gran calidad y vocalmente sólida y preparada, a cargo de la mezzo Yayoi Toriki, ha tenido también un rendimiento vocal y mímico de gran calidad, y ha sido además el puntal del terceto del último acto, en el cual ha asumido un protagonismo decisivo. El papel del frívolo B.F. Pinkerton lo ha cantado el tenor Andrés Veramendi, que ya vimos recientemente en el Calaf de la Turandot de la temporada pasada de Sabadell; poco gracioso escénicamente, pero vocalmente muy consistente, en su papel relativamente corto ha obtenido unos buenos resultados que le han sido bastante reconocidos, coronados con un Addio fiorito asil de calidad.
Perla espléndida de este joyero de la Farándula ha sido el veterano tenor Josep Ruiz, de larguísima trayectoria liceísta, Josep Ruiz, que ha hecho un Goro mucho más refinado y con muchos más matices interpretativos que lo que solemos ver en escena. Serio y bien instalado en el rol del Cónsul Sharpless, el barítono Manuel Mas ha llenado el escenario con sus ponderadas intervenciones. Eficaces el Yamadori de Samuel Peláez y el Zio Bonzo de Sinho Kim, las autoridades imperiales (Carles Pachón y Xavier Casademont) y la “chica americana” de Laura Obradors.
Otro lujo ha sido la dirección orquestal del magnífico Rubèn Gimeno, que ha hecho sonar espléndidamente la Orquestra Simfònica del Vallès, y la calidad del coro sabadellense que ha rubricado con sus aportaciones esta función, una de las mejores que hemos visto en la casa.