“Nadal se ha reprogramado”
Manuela Marote, psicóloga, analiza al balear, que ha superado su ansiedad
Entendimos las claves el viernes pasado. Rafael Nadal y Fabio Fognini se sumergían en el segundo set de su duelo de cuartos de final, en el RCT Barcelona.
En apariencia, Nadal (29) llevaba el asunto controlado. Había ganado la primera manga y se había colocado 2-0 en la segunda: iba con el piloto automático.
Pero en ese instante, Fognini se puso a juguetear. Lanzó una dejada, un globo, diversos cortes de ritmo. Y Nadal se evadió: empezó a desperdiciar los rallies, perdió solidez en el fondo. El italiano sumó cuatro juegos seguidos, y en la central saltó la alarma. –¡Vamos, Rafa! –se oyó vocear. Y así estuvimos, veinte minutos con el ay en la garganta. Hasta que Nadal volvió a flote.
Su reacción llegó a tiempo. Recuperó el aplomo, braceó hasta el tie break, y allí se atrincheró. Al final, el partido fue suyo. Y luego se explicó: “El año pasado, en este segundo set, hubiera entrado en ansiedad. Pero la mente me permitió esta vez hacer algo más. A diferencia del 2015, ahora estoy capacitado para aguantar un poquito más e ir más allá en lo que me exige el rival. La fuerza mental y la estabilidad tenística me han permitido salir adelante”.
Dos días más tarde, Nadal se apuntaba el trofeo, enlazándolo de paso a la victoria de la semana previa, en Montecarlo.
Las tornas han cambiado. Hace tres meses, todo eran dudas alrededor de Nadal. “La clave está en la mente”, decía él.
Parece mentira, visto su estado de forma actual.
Pero, ¿cómo se gestiona eso? ¿Cócomer mo se trabaja el equilibrio mental en el deporte de élite?
“De entrada, hay que entender qué es la ansiedad”, dice Manuela Marote, psicóloga deportiva que ha tratado a decenas de tenistas: “Se trata de un estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad”.
Los síntomas son múltiples, y van desde los problemas físicos (tensión muscular, cansancio, insomnio, trastornos alimentarios, como muy deprisa o abusar de hidratos y dulces, taquicardias, náuseas o vómitos) hasta los psicológicos (sensación de que no se tiene el control), pasando por fallos de comportamiento (bloqueo, torpeza, crispación en el rostro), intelectuales (concentración, un factor decisivo en el tenis) y de relación (irritabilidad, susceptibilidad).
“Para que Nadal superara todo eso, había que reprogramarlo”, dice Marote. El ejercicio es de diván. Se trata de trabajar en su respiración, recordarle cómo relajarse, lo que facilita la recuperación muscular y psicológica. “Lo que se conoce como el entrenamiento invisible”. “Llevarle a expectativas positivas, hacerle pensar que todo mejorará”.
Repuesto el autocontrol, se puede gestionar el partido.
Aplicando esa herramienta, Nadal tumbó a Fognini.