La Vanguardia (1ª edición)

El Rey, a la espera

El calendario queda de nuevo en el aire y don Felipe no tendrá que volver a intervenir al menos hasta finales del mes de julio

- MARIÁNGEL ALCÁZAR Barcelona

Los plazos se van alargando y en la Zarzuela ya nadie se atreve a hacer planes a corto y medio plazo. De hecho, hasta el previsto viaje de los Reyes a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, que se celebrarán entre el 5 y el 21 de agosto, se ha congelado a la espera de los acontecimi­entos. En realidad, el entorno del Rey incluso teme que el próximo 12 de octubre, tres meses y medio después de las elecciones del 26 de junio, aún no se haya resuelto el problema. En el tiempo transcurri­do entre las pasadas elecciones del 20 de diciembre y el fin, ayer, de la tercera ronda de consultas, las funciones institucio­nales del Rey se han desarrolla­do al límite. Don Felipe ha cumplido escrupulos­amente los trámites sin intervenir en el fondo de la cuestión, más allá de alentar a los líderes de los partidos políticos con representa­ción parlamenta­ria sobre la necesidad de buscar acuerdos.

Después de las primeras elecciones generales tras su proclamaci­ón como Rey, don Felipe se ha enfrentado a tres rondas de consultas con tres resultados diferentes: la primera sirvió para constatar que el líder más votado rechazaba la oportunida­d de intentar formar gobierno; la segunda, para darle una oportunida­d al medalla de plata, y, por fin, la tercera para declarar desierto el concurso.

A don Felipe, a quien a falta de gobierno en ejercicio le correspond­e disolver las Cortes y convocar elecciones, le toca ahora un papel más ingrato aún que el de constatar la falta de consenso político: esperar, y además con un perfil bajo para no interferir en el proceso electoral, hasta la fecha de las elecciones. Con el resultado electoral, y todo indica que el reparto de votos en poco se diferencia­rá del surgido de los últimos comicios, don Felipe ya podrá ir haciéndose una idea de cómo se desarrolla­rá el proceso hasta la formación del nuevo Gobierno. Podrá mantener contactos discretos con algunos de los protagonis­tas, pero no podrá intervenir directamen­te hasta la constituci­ón de las nuevas Cortes. El artículo 68.3 de la Constituci­ón señala que el Congreso electo debe convocarse en un plazo máximo de 25 días tras las elecciones. Una vez elegido el presidente de la Cámara Alta a él le correspond­e comunicar al Rey la lista de los grupos parlamenta­rios para iniciar la primera ronda de consultas.

Si se calcan los plazos de la actual legislatur­a, las nuevas Cortes se constituir­ían entre el 15 y el 20 de julio y la primera ronda en la Zarzuela no podría empezar antes de la última semana de julio ni después de la primera semana de agosto. En el caso de que tras esa primera ronda el candidato propuesto por el Rey aceptara someterse a una sesión de investidur­a, el pleno de las Cortes debería celebrase dejando tiempo de margen para las oportunas negociacio­nes, lo que ya sitúa el calendario a finales de agosto o primeros de septiembre, en el mejor de los casos.

Si la primera investidur­a llega a buen término, podría haber nuevo gobierno a medidos de septiembre, pero si, como en esta legislatur­a, es necesario una nueva ronda y otro candidato, el temor de que el 12 de octubre aún no se haya desbloquea­do el proceso no es infundado.

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ÁNGEL DÍAZ / EFE El Rey, ayer por la tarde con Patxi López, a quien le comunicó el resultado de las consultas

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