Rivera avisa a PP y Podemos que tras el 26-J el pacto será otra vez necesario
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, transmitió ayer al Rey su frustración política y personal después de constatar que el “bloqueo político”, del que acusó directamente a Mariano Rajoy y Pablo Iglesias, se haya acabado imponiendo al diálogo y la voluntad de acuerdo. Rivera advirtió tanto al presidente del Gobierno en funciones como al líder de Podemos de que tras las elecciones del 26 de junio, “de las que no saldrá una mayoría absoluta ni habrá pócimas mágicas”, la negociación, el diálogo y el consenso serán de nuevo inevitables.
“Los 130 escaños que sumaron el acuerdo entre PSOE y C’s no han sido capaces de convencer a Rajoy e Iglesias para que España se pusiera a trabajar”, dijo. Rivera apenas quiso valorar la oferta de gobierno de última hora presentada por Compromís, formación que se había negado a sumarse al acuerdo de Sánchez y Rivera por sus diferencias ideológicas con C’s. “Tres páginas para gobernar España cuatro años entre seis partidos distintos no me parece algo a valorar el último día que se acaba el plazo”, dijo.
Pese al cansancio que puede generar la repetición electoral, se mostró ante el Rey esperanzado con que los españoles acaben valorando “el esfuerzo” de C’s de intentar formar un gobierno reformista. “Los ciudadanos se merecen que la política sea útil y prime el interés general”, afirmó. No en vano, desde el 20-D, el dirigente socioliberal intentó desempeñar el papel de comodín entre el PP y el PSOE, cuya guerra fría desde las elecciones impedía cualquier tipo de diálogo, y conseguir con una negociación a tres bandas que fuera posible una gran coalición.
Sin embargo, el desencuentro de Rivera con el presidente del Gobierno en funciones, al que acusó de “inmovilismo” –Rajoy se resistió a abrir una negociación con C’s– y le pidió que diera un paso atrás para desbloquear la situación, acabó acercándole al líder del PSOE. La negociación bilateral entre socioliberales y socialistas, durante cuatro semanas de reuniones maratonianas, culminó el 23 de febrero con la solemne firma de Sánchez y Rivera, en la sala Constitucional del Congreso, de un acuerdo de gobernabilidad con 200 propuestas de reformas. Un pacto “por el cambio” al que C’s trató sin éxito, en parte por el rechazo de Sánchez a negociar con Rajoy, sumar al PP y hacer posible la “gran coalición”.
Ayer, aún constatando que todos sus intentos de facilitar un gobierno ha sido fallidos –el último, proponer un presidente independiente y de consenso–, Rivera defendió el papel desempeñado por su partido en estos cuatro meses. Así como la “impecable” actitud y neutralidad institucional del rey Felipe en todo este proceso.