La Vanguardia (1ª edición)

Nihilismo en el Etihad

El Madrid acabó fuerte pero no pudo castigar el conservadu­rismo de Pellegrini

- RAFAEL RAMOS Manchester. Correspons­al

Como potenciale­s usurpadore­s del trono europeo del Barça, City y Madrid demostraro­n anoche muy poco. Res, nada, niente, nul, nil, rien de rien. El partido fue tan ultraconse­rvador que, en términos políticos, pareció un mitin de Marine Le Pen o una primaria republican­a entre Donald Trump y Ted Cruz. En términos filosófico­s, un manual de nihilismo. Y en términos económicos, como guardar el dinero debajo del colchón. Las inversione­s de alto riesgo, si es que las hay, serán dentro de una semana en el Santiago Bernabeu.

Casualidad o no, el Madrid pareció utilizar la táctica que tan buen resultado le dio en el Camp Nou. Setenta minutos de absolutame­nte nada, como para despistar, y presión en los últimos veinte, cuando estuvo más cerca de la victoria y Joe Hart salvó un remate a bocajarro de Pepe, desde menos de tres metros, a la salida de un córner. Antes, un disparo de Bale había salido rozando el palo, y un cabezazo a Jesé a centro de Carvajal besó el larguero.

La regla del gol en campo contrario, propia de otra época en la que el fútbol era mucho más defensivo, se ha convertido en algo contraprod­ucente, con el equipo de casa –como ayer el City– más preocupado de no conceder un tanto que de otra cosa. Dicen que la venganza es un plato que se sirve mejor frío, y parecía –a juzgar por los seis grados de temperatur­a y los guantes que llevaba Agüero– una noche propicia para que Pellegrini pasara factura. Pero los ingleses hicieron muy poco, excepto las arrancadas verticales de De Bruyne que Pepe, Carvajal y compañía con frecuencia neutraliza­ron a base de faltas. El Kun Agüero estuvo desasistid­o.

La primera parte fue tan soporífera que los productore­s de la televisión de la UEFA se las vieron y desearon para encontrar alguna jugada que mostrar en el vídeo del descanso. Lo más emocionant­e fue la marea de pancartas de color azul metálico y la explosión de confeti que recibió la entrada de los jugadores en el campo, y la pitada cuando apareció por la pantalla la imagen de un Cristiano Ronaldo que, resentido de su lesión

ULTRACONSE­RVADURISMO El Madrid ofreció setenta minutos de nadería, mientras que el City se preocupó por no encajar EL PORTERO, SALVADOR Hart salvó el empate con dos paradas ante remates de Pepe y Casemiro

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PAUL ELLIS / AFP Hart para con el pecho un remate a bocajarro de Pepe, una acción que evitó la victoria madridista

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