La Vanguardia (1ª edición)

El gol es de Cristiano

- Carlos Novo

CAMBIO DE GUARDIA Las grandes noches europeas de Manchester solían ser en Old Trafford, ahora han pasado al Etihad COMO EN EL CAMP NOU Igual que en el partido de Liga contra el Barça, los blancos se reservaron para los últimos veinte minutos DESCONEXIÓ­N DE LA DELANTERA Cristiano, lesionado, no estuvo ni tan siquiera en el banquillo, y Benzema fue sustituido en el descanso

El Madrid debe ser el único club del mundo que se permite afrontar las semifinale­s de Champions sin su mejor jugador y su emblema planetario por un error gravísimo de planificac­ión sin que nadie asuma responsabi­lidades. Después de envidar con que quien estaba malo era Benzema, al final quien no jugó para sorpresa del madridismo fue Cristiano. Muy fastidiado debía de estar el portugués cuando no le dejaron ni siquiera estar en el banquillo. Tampoco es que Benzema estuviera hecho un chaval. Duró el primer tiempo, en el que se movió cansino, muy lejos de su mejor forma.

Pese a su rutilante nómina de estrellas, el Madrid sin Cristiano fue muy distinto. En toda la competició­n, el portugués, autor de más de 300 remates, llevaba un gol menos, 16, que todo el City. Sin Cristiano, el Madrid no tuvo ningún filo, un problema muy grave cuando ya se sabe que la primera obligación de la Champions es marcar al menos un gol fuera de casa.

Cuando todo el mundo distingue a los blancos por su pegada, el Madrid en el Etihad salió como un equipo italiano de toda la vida. Dos líneas muy juntitas atrás y a verlas venir. No es lo que se espera de un equipo al que le piden que domine en Europa.

Es verdad que, a falta de virtudes atacantes, el Madrid se mostró sólido atrás. Durante la primera parte, el City tuvo mucho más el balón, pero no le hizo ni cosquillas. En un duelo aburridame­nte táctico, los porteros fueron casi espectador­es de lujo.

En el segundo tiempo, el partido tuvo algo más de ritmo y por momentos pareció que se rompía. El Madrid dio un paso al frente y pasó de dominado a dominador. Su mala suerte fue que sus dos mejores remates estuvieron a cargo acaso de los menos dotados para ello: Casemiro y Pepe. Bale lo intentó, pero tampoco parece que le pueda hacer sombra a Cristiano. Sin el portugués y sin Benzema, el Madrid salió vivo del Etihad ante un City que tampoco fue nada del otro jueves. El factor campo es ahora del Madrid, que sueña más que nunca con recuperar a su ídolo. (o eso se supone, porque los partes médicos se han convertido en todas partes en secretos de estado), ni siquiera se sentó en el banquillo. Con Cristiano fuera de la alineación, y Benzema sustituido en el descanso, la delantera titular blanca no existió en el Etihad. Hubo una desconexió­n –analógica y digital–, motivo de envidia para los partidario­s de la independen­cia en Catalunya.

Los caminos del Señor, también en el fútbol, son inescrutab­les. Te pueden llevar a la gloria de Berlín teniendo que dejar por el camino a los campeones de todas las grandes ligas europeas (como fue el caso del Barça el año pasado), o dejarte a un gol de San Siro por las carreteras secundaria­s de Malmö, Roma y Wolfsburgo, con escala en el Parque de los Príncipes sólo en la fase de grupos (cuando hay sitio en el tren para todo hijo de vecino), y en el Etihad ante un City irregular que ni siquiera tiene lugar asegurado en la Champions del año que viene, y espera a Pep como agua de mayo. Así de injusta es la vida.

Manchester es una ciudad mágica en las grandes noches europeas, como Milán, Munich o Barcelona. La inercia en la estación de Piccadilly es coger el tranvía en dirección a Altrincham, camino de Old Trafford, pero en el juego de tronos del fútbol continenta­l ha habido un cambio de jerarquías, y últimament­e todos los caminos llevan al Etihad. Aunque el City, a pesar de su buena eliminator­ia de cuartos contra el PSG, demostró mucho conservadu­rismo y muy poquita cosa, guardando sus bazas para la vuelta en España. A ver qué hacen hoy los equipos de Pep Guardiola y Diego Simeone.

Los asesinatos de John y Robert Kennedy, la muerte de Diana, la conquista de la luna... Los sorteos de la UEFA figuran para algunos en la lista de las grandes teorías de la conspiraci­ón. Y si el Madrid llega a una nueva final europea, y no digamos si gana la undécima, no podrá decirse que ha tenido un camino difícil. Más bien una alfombra roja por la que va de Malmö a Wolfsburgo.

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