La Vanguardia (1ª edición)

Lo intento, pero no puedo

- Sergio Heredia

Pasé semanas dándole vueltas a aquella frase de Cristiano Ronaldo: –Si todos estuvieran a mi nivel, iríamos primeros. Bufff. La había soltado a finales de febrero, en el túnel de vestuarios, después de que el Atlético se hubiera adjudicado el derbi liguero del Bernabeu.

Pensar en aquellas palabras me llevó a una conclusión: quien suelta semejante lindeza sólo puede ser alguien que ha perdido la perspectiv­a. Así que le dije a mi mujer: –¿Y si vemos su documental (de título Ronaldo)? ¡Tal vez encontremo­s ahí la clave, la manera de comprender al personaje!

Así que lo hicimos: Silvia y yo nos tumbamos en el sofá y le dimos una oportunida­d. Al documental de Cristiano Ronaldo, quiero decir. Fue un fracaso. Antes de que usted siga leyendo, le mando una advertenci­a: el texto que ahora sigue contiene algún spoil.

Cristiano Ronaldo va a recoger a su hijo, Ronaldo jr (5 años), al colegio, el British Council School (10.000 euros anuales). Al volver al coche, ambos se cruzan con otro padre. Este es un tipo muy alto. Él y el astro del fútbol comparten unas breves palabras. Y luego, tras despedirse, Ronaldo jr dice: –Ese papá es más alto que tú. ¿Qué le responde su papi? –Ya, pero tu padre es más fuerte. Me lo temía: sobre esos mimbres se estructura la educación de Ronaldo jr.

Otro pasaje: el futbolista y su hijo desayunan. El padre dice:

–Acábate el zumo, que así tendrás un brazo como el de tu papá. (...) Y así, 89 minutos. Vemos al hombre marcando abdominale­s mientras se cepilla los dientes. Nos enseña su desproporc­ionado parque de coches. Su bestial casa en La Finca. Se muestra desesperad­o, tratando de alcanzar a Messi en la carrera por el Balón de Oro.

–¡Síííí! –vocea tras recoger su tercer trofeo, en el 2015.

Sobre ese eje orbita el asunto: la vanidad, el dinero abundante, el deseo de trascender a cualquier precio, la obsesión por mejorar su estadístic­a.

La suya, sólo la suya. Me lo imagino ayer, desesperad­o: al no jugar, sus números se estancan.

En todo el documental no sale ni uno solo de sus compañeros en el Madrid. Tampoco nadie habla de él. Distinguim­os a un Ronaldo solitario, en el túnel de su mundo. Sin sentido del ridículo. Entre representa­ntes pelotas y amigos sacacuarto­s.

Es cierto que en Ronaldo nos hablan de su familia, de sus humildes orígenes. La casa que se cae a pedazos en Madeira, el padre alcohólico...

Ni así logro entenderle. ¿Acaso es el único futbolista de origen humilde que alcanza la cima?

Estuve viendo el documental de Cristiano Ronaldo: pensé que me serviría para entenderle; me dejó espantado

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