Memoria de la escuela bolera
Era el último representante vivo de una estirpe fundamental para que no se haya perdido la danza española conocida como escuela bolera, una expresión artística surgida en el siglo XVIII resultado de la mezcla de bailes folklóricos españoles con estilos procedentes de Francia o Italia. La escuela bolera llegó a acercarse mucho al flamenco y arraigó con especial fuerza en Sevilla, donde nació y ha muerto Eloy Pericet, a los 80 años.
En 1943, Ángel Pericet Jiménez, padre de Eloy, y Ángel Pericet Carmona, su abuelo, elaboraron un manual de pasos que aún sigue vigente como guía para aprender los códigos de la escuela bolera, un manual que ha servido de farol para los bailarines que se interesaron por esta disciplina dancística. Eloy Pericet, junto a sus hermanos Ángel, Amparo y Carmelita, ya fallecidos, fueron los encargados de mantener viva la llama. Eloy fue profesor de la Escuela Andaluza de Danza, donde dejó un inmenso legado para las generaciones futuras.
Boleros y boleras fueron los castizos que a finales del siglo XVIII reivindican una forma nacional, propia, no sólo de bailar y cantar, sino también de vestir, peinarse, hablar, gesticular e incluso alimentarse. Una respuesta cultural de autoafirmación que desembocó en los majos y majas, que tuvieron en los bailes nacionales, de palillos o boleros, su faceta coreográfica.
En la actualidad, la escuela bolera, que ha sido declarada bien de interés cultural por la Junta de Andalucía, se estudia como asignatura obligatoria en los conservatorios de danza.
Se trata de una escuela de difícil ejecución por lo que las compañías no se prodigan a la hora de ponerla en escena. La dificultad técnica y la pujanza del flamenco hace que la presencia de la escuela bolera sea prácticamente nula en las grandes compañías nacionales y andaluzas.
La familia Pericet se convirtió así en la última defensora de esta especialidad artística. Una estirpe muy numerosa que vivió en varias localidades como Aguilar de la Frontera (Córdoba), Sevilla, Madrid, Valencia y especialmente Buenos Aires, donde una de las hermanas Pericet montó una escuela. Es precisamente en América Latina donde la escuela bolera es más apreciada hoy en día.
Eloy Pericet reconocía que
La familia Pericet se convirtió en la última defensora de esta especialidad artística
“no es un tipo de danza a la que el público esté acostumbrado pese a que era la más famosa en la Europa del siglo XIX, cuando bailarinas andaluzas como Petra Cámara o Pepita Oliva actuaban en la Ópera de Berlín, en la de Viena o también en el Covent Garden de Londres”.