El relato
La primera semana de una campaña que se repite sólo seis meses después de la última deja claro que la política es algo más que un programa electoral o un currículum lleno de méritos. Que hoy más que nunca necesita de lo que los expertos en comunicación llaman un relato, un proyecto pegado al momento, una bandera detrás de la que agrupar el voto. Y más cuando el personal ha comprendido ya que esta crisis no era un bache, que nada volverá a ser igual, que Europa es cada vez menos Europa y que asistimos a la disolución del concepto analógico del mundo.
Ante la incertidumbre, el Partido Popular propone agarrarse a lo malo conocido. Si la situación da vértigo, ahí están ellos que representan lo de toda la vida. Y esta expresión puede aplicarse a España, a la economía o a los chanchullos por graves que sean. Porque a cambio de certezas hay que olvidarse de la descarnada descripción que consta en multitud de sumarios sobre el dinero negro, la sangría ilegal de los presupuestos públicos y la doble moral, de toda la vida también.
Unidos Podemos propone borrón y cuenta nueva. Reescribir las reglas, cierto sentimiento de revancha, enganchar en una misma cordada a los jóvenes sin futuro y a los adultos enfadados. Redecorar la casa a cambio de no tener la seguridad de si luego seremos capaces de montar las estanterías o los cajones de la cómoda acabarán cerrando.
El PSOE acude a competir poniendo en valor su hoja de servicios histórica. Todo lo anterior al 2010 cuando Bruselas decidió bajo mandato alemán que los matices eran cosa del pasado y aquí sólo había una única política posible. Y con su intento frustrado de gobernar tras el 20-D. Puede ser una gran hoja de servicios, pero en los dos casos es un relato de pasado y vivimos un acelerón de la historia que apenas mira hacia atrás.
Y Ciudadanos carece de relato, por eso las campañas no se le dan bien y funciona mejor en la política pragmática del día a día. Más allá de Catalunya, donde ha modernizado el del PP, ante el resto de España se presenta con una colección de propuestas muy difíciles de hilvanar más allá de la palabra regeneración.
Pero queda una semana de campaña y los guionistas todavía pueden trabajar el texto.
La gente ha entendido ya que esta crisis no era un bache, que nada volverá a ser igual