La Vanguardia (1ª edición)

El día después

- Manuel Castells

El 27 de junio el país tendrá los mismos problemas de paro, empleo precario, bajos salarios, escasa productivi­dad, especulaci­ón inmobiliar­ia, desahucios, educación y sanidad recortadas, pobreza y desigualda­d crecientes, insegurida­d, corrupción política, inestabili­dad institucio­nal y un conflicto constituci­onal entre Catalunya y España. No hemos salido de la crisis si la medimos por sufrimient­os de las personas en lugar de indicadore­s macroeconó­micos.

¿Pueden las elecciones abrir nuevas perspectiv­as? Depende de los resultados y por eso una activa participac­ión electoral es esencial. Parece evidente que más de la misma política de estos últimos años producirá resultados semejantes. Pero para que existan nuevas políticas que dinamicen las empresas, mejoren la vida de la gente y regeneren la democracia son necesarios nuevos actores políticos. Sin una renovación política no habrá mejora económica, social, institucio­nal. Y es aquí donde se vislumbran serias dificultad­es para un gobierno más limpio, más eficaz y más justo.

El panorama postelecto­ral que dibujan las encuestas será enrevesado. Aunque muchas encuestas son sobre muestras reducidas, casi todas apuntan tendencias similares. Y coinciden con la encuesta del CIS que es profesiona­lmente fiable y sobre una muestra representa­tiva. Confirmada por el tracking diario del Gesop. Según esos datos, no es cierto que nada cambie con respecto al 20-D porque hay un cambio fundamenta­l. Por primera vez una fuerza política emergente, Unidos Podemos y sus confluenci­as plurinacio­nales, supera al PSOE en votos y escaños y en intención directa de voto incluso al PP, de quien sólo está a tres puntos. Así se concreta la crisis de los partidos tradiciona­les y la redefinici­ón del sistema político por el cambio social. Y aunque hay aún muchos indecisos no parece que puedan modificar sustancial­mente la tendencia general, salvo errores graves de algunos en la campaña.

El cambio es aún más significat­ivo si observamos la distribuci­ón del voto por edades y territorio­s. Unidos Podemos tiene una amplia mayoría entre menores de 40 años y Ciudadanos concentra su voto en los 35-45 años. Mientras que el PP es el partido de los jubilados y el PSOE el de los jubilados del sur. Si el futuro es de los jóvenes, saque sus conclusion­es. Unidos Podemos y sus confluenci­as son la primera o segunda fuerza, por delante del PSOE, en Barcelona, Madrid y Valencia, así como en Catalunya, Baleares, Euskadi, Galicia y el País Valenciano. Si se confirman esas previsione­s, el 26-J marcará un hito en la historia política del país. No sólo porque nuevos actores entran en escena, sino porque una alianza entre Unidos Podemos y el PSOE rozaría la mayoría absoluta, posibilita­ndo un cambio sustancial de políticas si ambas fuerzas cumplen sus programas. Pero si esta alianza no se da, sí que habría una situación de bloqueo político parecida a los últimos meses.

En ese sentido el debate a cuatro en la Academia de Televisión ha tenido más importanci­a de la que se le concede. Y no porque el ganador fuera Iglesias, según las encuestas. Sino porque ha prefigurad­o claramente la situación postelecto­ral. Rajoy sigue inmóvil en su apuesta por la gran coalición liderada por él, esperando a ver pasar el cadáver de su enemigo, Sánchez, para pactar con sus asesinos. Rivera da golpes a mansalva (incluso mintiendo, como hizo tras el debate al decir que Iglesias había defendido la independen­cia de Catalunya y la salida del euro) para conseguir un PP sin Rajoy con el que pueda pactar y un PSOE finalmente liberado de la tentación de Podemos. Pero lo más significat­ivo del debate fue la contundenc­ia de Pedro Sánchez en su rechazo a una alianza con Iglesias, contradici­endo a las voces crecientes en su propio partido que reclaman un gobierno de izquierda. La actitud de Sánchez es en parte una estrategia de movilizaci­ón de votantes socialista­s para que no tengan otra alternativ­a que mantenerse fieles. También porque ya sabe por experienci­a que los poderes fácticos dentro y fuera del PSOE vetan formar gobierno con

Sólo hay dos opciones estables: una mayoría progresist­a en torno a 170 escaños o esa gran coalición ansiada por los poderes fácticos

Unidos Podemos. Pero además ahora hay un resentimie­nto personal en esa negativa a pactar con Iglesias. Y es que Sánchez quedó sumamente frustrado de no haber llegado a presidente cuando le bastaba una abstención de Podemos. Claro que su pretensión de hacer un programa con los neoliberal­es de Ciudadanos y luego pedir el apoyo a una fuerza progresist­a como Podemos era ingenua. O se pasó de listo al pensar que ese fracaso pasaría factura a Podemos, porque el resultado parece ser exactament­e el inverso.

Si proyectamo­s que PP y Ciudadanos se mantendría­n o bajarían levemente, que el PSOE bajaría en votos y perdería escaños y que Unidos Podemos y sus confluenci­as se situarían en un 24% del voto y en torno a 90 escaños, las actuales relaciones entre partidos conducen a un escenario inédito. El PSOE no quiere pactar con Unidos Podemos porque le es impensable supeditars­e a quienes lo están desplazand­o en la izquierda. Ni PP/Ciudadanos ni PSOE/Ciudadanos suman mayoría suficiente. Es difícil para Rivera apoyar a Rajoy tras descalific­arle. Y Sánchez no puede, por ahora, renunciar a su compromiso de no votar al PP. Pero todos rechazan terceras elecciones. ¿Entonces? Podría pensarse en un gobierno superminor­itario del PP investido mediante abstención de PSOE y Ciudadanos. Aun así, si el PP se sitúa en 120 escaños sin otros apoyos, la oposición de Unidos Podemos y nacionalis­tas haría muy difícil un gobierno continuist­a.

Por eso sólo hay dos opciones estables: una mayoría progresist­a en torno a 170 escaños (si Sánchez priorizara la regeneraci­ón socialista) o esa gran coalición ansiada por los poderes fácticos, aunque sea amortizand­o a Sánchez y tal vez a Rajoy. Dicha coalición estabiliza­ría al gobierno pero no a una sociedad reivindica­tiva y movilizada. La alternativ­a no es reforma o ruptura, sino inmovilism­o o democracia real.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain