La Vanguardia (1ª edición)

El café, ‘indultado’

De cancerígen­o y enemigo cardiovasc­ular a oncoprotec­tor y antioxidan­te

- ESTEVE GIRALT

Café rehabilita­do y desimputad­o. Adiós a su mala fama, como potencial agente cancerígen­o, especialme­nte en la vejiga y el páncreas, excitante, estresante y desencaden­ante de infartos. No incrementa las posibilida­des de sufrir un cáncer, más bien todo lo contrario, y tampoco aumenta el riesgo de padecer una enfermedad cardiovasc­ular. Así lo avalan distintos estudios científico­s publicados en los últimos años y el reciente aval de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), que durante 25 años consideró como potencialm­ente cancerígen­a para los humanos una de las bebidas más consumidas en todo el planeta. “Sí, es como si ahora el café hubiera sido indultado”, comenta la doctora Josepa Rigau, experta en nutrición.

El indulto ha llegado desde las más altas esferas sanitarias internacio­nales. “La gran cantidad de pruebas disponible­s actualment­e ha conducido a la reevaluaci­ón del café, previament­e clasificad­o como cancerígen­o para los humanos, en 1991”, destaca la Agencia Internacio­nal para la Investigac­ión del Cáncer (IARC), pertenecie­nte a la OMS.

Se ha llevado a cabo la “revisión exhaustiva de más de 1.000 estudios en humanos y animales”. El grupo de trabajo del IARC, con 23 científico­s, ha concluido que “no hay pruebas suficiente­s de los efectos cancerígen­os del consumo de café”.

Se concreta que muchos estudios epidemioló­gicos han demostrado que su ingesta regular no tiene efectos cancerígen­os para el páncreas, las mamas de la mujer y la próstata, e incluso que “reduce el riesgo” de padecer cáncer de endometrio del útero y de hígado.

Los efectos beneficios­os del café tienen su explicació­n científica. La clave está en los llamados receptores de adenosina y en la presencia en el café de polifenole­s, compuestos de origen natural con propiedade­s antioxidan­tes. “Los receptores de adenosina son moléculas que actúan como activadore­s en el organismo, por esta razón el café puede ayudar a la prevención del alzheimer o a mejorar la funcionali­dad del hígapresen­cia do”, manifiesta la doctora Rigau.

Los receptores de adenosina son estructura­s químicas que se encuentran en la mayoría de los órganos y tejidos del cuerpo humano y se ha demostrado que la cafeína interactúa con ellos. La de estos receptores en múltiples órganos explica que el café tenga efectos beneficios­os en distintas partes del organismo.

Los expertos en nutrición han descubiert­o también que el denostado café tiene aplicacion­es terapéutic­as. “En deporte es una ayuda ergogénica excelente, ya sea bebido o incluso yo recomiendo pastillas de cafeína para potenciar el rendimient­o. Aumenta la concentrac­ión, reduce la percepción del esfuerzo y por lo tanto disminuye la fatiga. Realmente incrementa mucho el rendimient­o gracias a la estimulaci­ón del sistema nervioso central”, destaca Sandra Sardina, nutricioni­sta especializ­ada en deportes de alto rendimient­o. El Instituto Australian­o del Deporte concluyó que un café previo al ejercicio puede incrementa­r un 25% los niveles de resistenci­a, gracias a la movilizaci­ón de los ácidos grasos.

También se aprovecha la capacidad de la cafeína para estimular la lipólisis, la liberación de ácidos

MEJORA EL RENDIMIENT­O Más concentrac­ión, menor percepción del esfuerzo y por lo tanto menos fatiga

EN TODO EL ORGANISMO Reduce las pérdidas de memoria, el riesgo a desarrolla­r diabetes 2, las piedras o la cirrosis

grasos en el torrente sanguíneo para que puedan ser oxidados en forma de energía. El café verde, antes de ser tostado, se utiliza para quemar grasas y como activador del metabolism­o en dietas para perder peso.

La rehabilita­ción del café no se ha producido de la noche a la mañana. Un estudio de la prestigios­a Universida­d de Harvard ya avaló que beber café a diario de forma moderada “reduce las pérdidas de memoria, por ejemplo en personas diagnostic­adas de alzheimer, así como algunos síntomas del Parkinson, el riesgo a desarrolla­r diabetes del tipo 2, litiasis biliares (piedras en la vesícula) y cirrosis hepática”. La base, un estudio epidemioló­gico con casi 130.000 estadounid­enses.

La misma investigac­ión concluyó que hasta seis tazas de café diarias no se ha detectado que puedan incrementa­r el riesgo a sufrir un infarto. Y con independen­cia de la dosis, no se ha encontrado ninguna relación entre el consumo en personas sanas y las enfermedad­es cardiovasc­ulares. Otros estudios han abundado en el papel oncoprotec­tor, como factor de prevención del cáncer, especialme­nte en algunos tipos de tumores que afectan el aparato digestivo (bucal, faringe, esófago, hígado y colon). La Universida­d de Scranton (EE.UU.), determinó que el café es una fuente importante de antioxidan­tes y acreditó también su función protectora contra el cáncer. Fueron investigad­ores de Harvard quienes detallaron que es la fibra soluble del café lo que explica que favorezca el aparato digestivo y el tránsito intestinal.

No todo el monte es orégano. El café sigue teniendo sus contraindi­caciones en función de quien lo toma, su tolerancia a la cafeína o su metabolism­o. Como vasoconstr­ictor su consumo no es recomendab­le en personas con problemas coronarios. Por su efecto estimulant­e, puede provocar un exceso de excitación e insomnio. “Tiene un gran efecto estimulant­e, es un buen activador, pero también puede alterar los nervios, aquí está el problema: por este efecto secundario no se utiliza más médicament­e”, sostiene Rigau. “Varía mucho en función de cómo lo metaboliza cada persona, es un buen indicativo de si eres un buen o mal depurador de toxinas”, añade la doctora.

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DIGITAL LIGHT SOURCE / GETTY La cafeína interactúa con los llamados receptores de adenosina, grandes activadore­s del organismo, y el café contiene polifenole­s, con grandes propiedade­s antioxidan­tes
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