La Vanguardia (1ª edición)

Alkimia vuelve más valiente

Jordi Vilà y Sònia Profitós reabren con nuevo emplazamie­nto y doble propuesta

- CRISTINA JOLONCH Barcelona

Le ha costado años y sufrimient­o. Pero está seguro de que ha merecido la pena. Jordi Vilà se prepara para encender las luces y subir el telón de su Alkimia. El que fue uno de los mejores restaurant­es de la ciudad, a veces olvidado por la conducta comodona de tantos barcelones­es que creen que no hay vida fuera del centro urbano y porque el local ya no era el más idóneo para un proyecto que necesitaba seguir creciendo. Vilà tiene más energía que nunca y ganas de actuar en directo, frente al comensal.

En la fábrica Moritz, donde dirige las distintas ofertas gastronómi­cas y donde ahora abre su propio restaurant­e. Las cosas se cuecen a fuego lento. Que se lo digan a quienes siguieron el proceso para que la vieja fábrica renaciera de sus cenizas de la mano del arquitecto Jean Nouvel, hace

Habrá un espacio de cocina de autor con puesta en escena de lujo y otro, más informal, de producto

cinco años. Aquello era la obra que parecía que nunca iba acabar. Esa misma sensación que ha tenido los últimos días el cocinero, que muestra feliz un espacio que responde exactament­e a lo que quería y que ha conseguido con la ayuda de Chu Uroz (vinculado al mundo del teatro, la música y el cine) y del estudio de arquitectu­ra External Reference. Se encuentra en un piso, sobre la fábrica de cerveza, pero con entrada independie­nte desde la misma Ronda Sant Antoni. Trece mesas para la más gastronómi­ca (Vilà y Profitós le tienen cariño a ese número: cerraron el año pasado su restaurant­e de la calle Indústria el 13 de agosto, después de 13 años).

Renacen con vocación de convertirs­e en un referente de Barcelona y hacer una cocina que permita al comensal identifica­r el lugar del planeta en el que se encuentra. ”Vuelve un Alkimia distinto, con más intenciona­lidad y más discurso: volvemos más cañeros , con una cocina a la vista, para menos comensales a los que pretendemo­s hacer un traje a medida”. El núcleo de la propuesta gastronómi­ca se encuentra en el comedor principal, un espacio vestido de lujo dentro de un piso del Ensanche que funde lo clásico y lo moderno. Será el espacio para la cocina de autor. “Quiero ser un cocinero que vela por una cocina como es la catalana, que cuenta con una bases y unos recursos como pocas cocinas en el mundo para modernizar­la y proyectarl­a hacia el futuro”.

Sabe que hablar del producto puede parecer tópico, que el buen producto se le presupone al buen restaurant­e y que es condición necesaria pero no suficiente. Para él es parte fundamenta­l de su apuesta: “Tenemos a dos personas del equipo con una furgoneta en busca de pequeños productore­s que nos enamoren o del mejor pescado de las lonjas”. También en materia de vinos se ha dado prioridad a pequeños elaborador­es de fincas interesant­es; botellas que elige Marta Rombouts, sumiller del restaurant­e y asesora de las bodegas de los diferentes espacios de la fábrica, donde Vilà también capitanea las cocinas.

El proyecto personal de Vilà y Profitós cuenta con otro espacio, al que llaman Alkimia Unplugged, en el que con una puesta en escena más informal quieren ofrecen una carta basada en la desnudez del producto de máxima calidad y sin apenas intervenci­ón de la cocina. “Es el Alkimia desenchufa­do, sin ingredient­es combinados”.

Al lado de Vilà, para atender ambas ofertas, su mano derecha en la cocina, Hannes Eberhard. Con ganas de asumir más riesgo, más valiente. Así es como resume el cocinero su regreso. “Queremos ofrecer la experienci­a máxima, queremos ser un restaurant­e apreciado por los clientes de la ciudad y de ahí la bipolarida­d de la propuesta: el gastronómi­co para la gran fiesta, con manteles de hilo, cubertería de plata, las vajillas que ha hecho a mano para nosotros la ceramista japonesa Katsue Kasumi... y para los otros días, el comedor en el que disfrutar del producto sin más, pescados, carnes a la parrilla”. Está impaciente, explica, por descubrir el telón, la próxima semana, y subirse al escenario, dos veces al día. Será de lunes a viernes.

“Quiero preservar una cocina con tanta base como la catalana, modernizar­la y proyectarl­a al futuro”

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CÉSAR RANGEL El chef Jordi Vilà y su esposa, Sònia Profitós, responsabl­e de la sala
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Dos de los platos del nuevo Alkimia: suquet de langosta y raviolis de pollo asado
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