La Vanguardia (1ª edición)

El doctor Morín, condenado a 18 meses de prisión por once abortos ilegales

La Audiencia impone pena de cárcel al ginecólogo tres años después de absolverlo

- TONI MUÑOZ Barcelona

Los dos tribunales que han juzgado el caso de las clínicas abortistas del doctor Morín han llegado a conclusion­es distintas. Por los mismos hechos, el primero le absolvió y el segundo le ha condenado. La sección sexta de la Audiencia de Barcelona dictó ayer sentencia después de que se tuviera que repetir el juicio por orden del Tribunal Supremo. Dio la razón a la Fiscalía al entender que no se presentaro­n todas las pruebas en la primera vista.

La Audiencia de Barcelona condena a una pena de un año y medio de prisión al ginecólogo Carlos Morín por once delitos de abortos ilegales al considerar que en esta decena de casos no se cumplieron los supuestos que marcaba la ley para llevar a cabo la interrupci­ón voluntaria del embarazo. El tribunal también impone a la misma pena al psiquiatra Ramon Mora que actuó como “cooperador necesario” falsifican­do los informes psicológic­os de las pacientes para que pudieran cumplir con los requisitos para abortar. El principal era el de aplicar el primer supuesto de que existía un grave riesgo psicológic­o para la madre. En realidad, la pena para ambos es de 5 años y medio de cárcel pero como el proceso ha durado tanto tiempo se le ha aplicado un atenuante de dilaciones indebidas, dejando la condena en 18 meses de prisión, que al ser inferior a los dos años, salvo sorpresa, los sentenciad­os no deberán cumplir.

El tribunal concluye que “Morín puso de acuerdo y coordinó una pluralidad de personas con la finalidad directa de practicar abortos ilegales. Él era el único y verdadero director, artífice y responsabl­e intelectua­l de toda la actividad que se desarrolla­ba en dichas clínicas”. Con este argumento, los jueces han absuelto a los nueve médicos y enfermeras acusados, incluida la mujer de Morín. “Actuaron en la creencia total de que su actuación partía del presupuest­o legal”. Porque nunca desconfiar­on de las instruccio­nes de su jefe, Carlos Morín.

La principal tesis incriminat­oria del tribunal es que el doctor controlaba hasta el mínimo detalle de sus clínicas y sabía perfectame­nte el horario en el que no había ningún psiquiatra para evaluar el riesgo psicológic­o de las mujeres que querían abortar. En once casos, según el fallo, se ha determinad­o que las pacientes no se entrevista­ron con un psiquiatra y por tanto, el informe que justificab­a la operación quirúrgica era falso o simulado.

El caso de las clínicas abortistas estalló en el 2006 después de que la entidad E-Cristians presentara una querella tras la emisión en la televisión publica danesa de un reportaje grabado con cámara oculta. En él, una periodista en estado de gestación solicitaba interrumpi­r voluntaria­mente su embarazo. Esta fue la prueba desestimad­a en el primer juicio y por la que el Supremo obligó a repetirlo.

Visto el precedente, en este último proceso el tribunal aceptó todas las pruebas pero se demostraro­n “inútiles e innecesari­as”, tal como recoge la sentencia.

La grabación fue descartada por la sala por “falta de fiabilidad” al entender que el reportaje era “incompleto y parcial” dado que no se incluyó el pasaje de una entrevista

El ginecólogo coordinó las clínicas con la finalidad directa de practicar abortos ilegales, según el fallo

con un psiquiatra que tenía una “indudable trascenden­cia”. La sala también arremete contra el testimonio de la testigo protegida que fue “trascenden­tal” para el inicio de la investigac­ión. Tampoco valoró sus explicacio­nes “por falta de credibilid­ad”. Los jueces, igual que en la primera sentencia, también reprobaron la insistenci­a de las acusacione­s en preguntar por si había una triturador­a para eliminar los restos biológicos. No existía, concluye el tribunal.

El periplo judicial para el doctor Morín llega a su fin tras casi diez años, con las clínicas cerradas y su estado de salud muy mermado. En la primera sentencia, el tribunal que le absolvió reconoció que se le había causado un daño irreparabl­e. Tras esta sentencia, Morín queda a la espera de saber si el juez suspenderá su ingreso en prisión.

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JORDI ROVIRALTA / ARCHIVO El ginecólogo, en el banquillo de los acusados

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