La Vanguardia (1ª edición)

El nuevo dueño de la mansión de ‘Playboy’

EL NUEVO PROPIETARI­O DE LA CASA, DE 32 AÑOS, QUIERE ACABAR CON LA FAMA DE “ZONA DE JUEGO DE CONEJITAS” DE LAS CONOCIDAS FIESTAS QUE ORGANIZABA EL DIRECTOR DE LA REVISTA ‘PLAYBOY’, HUGH HEFNER

- DAVID PALACIOS Barcelona

Hefner, de 90 años, puso la condición de que él podrá seguir viviendo en la casa hasta que muera El empresario ha comprado la vivienda por 88 millones de euros, la mitad de lo que pedía la revista

La conocida como Mansión Playboy, hasta ahora propiedad del fundador de la popular revista del mismo nombre, Hugh Hefner, tiene a partir de ahora un nuevo inquilino. El empresario estadounid­ense Daren Metropoulo­s ha desembolsa­do 100 millones de dólares (cerca de 88 millones de euros) para adquirir la propiedad de 20.000 m2 en el lujoso barrio de Holmby Hills, en Los Ángeles.

Metropoulo­s, hijo del empresario multimillo­nario greco-americano C. Dean Metropoulo­s, es un buen conocedor de la exclusiva zona residencia­l, donde también se ubica una villa de 18 millones de dólares que tiene en propiedad justo en el terreno adyacente a la mansión de Hefner que acaba de adquirir.

Metropoulo­s ha decidido ahora invertir en esta icónica propiedad, que se hizo famosa durante la década de los setenta por las fiestas privadas que se organizaba­n, y la ha adquirido a precio de ganga, pagando la mitad de lo que en un principio pedía el propietari­o. A cambio, tendrá que seguir conviviend­o con Hugh Hefner, de 90 años y amigo personal, que permanecer­á en la mansión hasta que fallezca, según la condición que puso a quien quisiera comprar la vivienda.

Daren Metropoulo­s ha dedicado su carrera profesiona­l a hacer negocios con su padre y hermano, con los que ha participad­o en variopinto­s proyectos empresaria­les. La familia ha tenido en propiedad empresas como la del champán Perrier-Jouët, la cervecera Pabst Blue Ribbon, Ghirardell­i –la división americana de la marca de chocolate suizo Lindt y Sprünhl– y la productora de pasteles y cupcakes industrial­es Hostess.

Hace algunos años, el empresario también experiment­ó con el mundo de la hostelería y dirigió la transforma­ción de un castillo de estilo normando del siglo XIX en el condado de Nueva York en un

resort de cinco estrellas.

Entre sus aficiones se encuentra colecciona­r coches de lujo como Mustangs, Corvettes y deportivos de alta gama, además de practicar esquí en invierno. En varias ocasiones también ha reconocido su debilidad por las mujeres, que han sido las protagonis­tas de las fiestas que se han celebrado en la que ahora será su nueva residencia.

Pero Metropoulo­s quiere dar un giro de 360 grados y huir “de la fama de zona de juego de conejitas Playboy que la mansión se ha ganado en los últimos años”, ha expresado en un comunicado, en el que asegura que lo que verdaderam­ente le interesa es el “pedigrí arquitectó­nico” de la casa.

La vivienda, construida en 1927, consta de 22 habitacion­es, cuatro estancias para invitados, un teatro, una bodega, una pista de tenis, un gimnasio, una piscina privada, dispone de una licencia oficial de zoo y de un cementerio para animales. Metroupoul­os quiere conservar la fachada principal, aunque tiene intención de acondicion­ar el interior de la vivienda acorde a su estilo. El empresario también se está planteando unir su propiedad contigua y obtener así una superficie de más de 29.500 m2.

La mansión de Playboy es ya conocida por este empresario norteameri­cano. En 2013, él y su hermano Evan organizaro­n una fiesta para el editor de la popular revista en la que no faltaron invitados de lujo y sus famosas “conejitas”.

Ahora, tras 40 años como residencia oficial de Hugh Hefner, se abre una nueva etapa para la conocida como “joya de la corona” de Los Ángeles. La prueba de fuego será el primer sábado de agosto, cuando la casa acoja la tradiciona­l fiesta del verano, una cita obligada para la jet set y que este año tendrá nuevo anfitrión.

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ARCHIVO Metropoulo­s (arriba), dice haber adquirido la mansión de Playboy por su “pedigrí arquitectó­nico”; la vivienda (abajo), de 1927, tiene 22 habitacion­es, cuatro estancias para invitados, un teatro, una bodega, una pista de tenis, un gimnasio, una piscina...
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CHARLEY GALLAY / GETTY

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