El FLNC, contra el Estado Islámico

Por una vez la tensión en el continente –así llaman los corsos a la Francia de la que los separa el Mediterráneo– agrava la ya habitual en la isla, donde la convivencia con los musulmanes se complica. El 27 de julio una de las facciones disidentes del FLNC (Frente de Liberación Nacional de Córcega), el llamado FLNC del 22 de octubre, envió un comunicado de cinco páginas al diario Corse Matin. Era un triple mensaje con tres destinatarios precisos: los musulmanes de la isla, los integristas radicales de Córcega y el Estado francés. Esos musulmanes que “desde hace medio siglo viven entre nosotros” debían asumir “el deber de resistir a los islamistas sanguinarios”. Matiz: “Eso no significa que debáis ocultar vuestros orígenes o traicionar vuestra religión, sino que debéis tomar partido”. El comunicado denunciaba “una radicalización creciente en el sur de la isla, donde los salafistas quieren instaurar la política del EI (Estado Islámico)”. Y les prevenía: “Cualquier ataque contra los corsos recibirá nuestra respuesta inmediata y sin titubeos”. Más aún: “Vuestra filosofía medieval no nos asusta ni tampoco el temor a las amalgamas que sólo existen en los espíritus timoratos. El pueblo corso es fuerte y muchas veces debió afrontar decisiones políticas difíciles, sin caer jamás en esa barbarie que es vuestra característica”. El comunicado también pretendía haber impedido un atentado “sobre nuestro territorio, en el mes de junio”. Esa alegación fue rápidamente desmentida por las autoridades. En fin, “si se produce un drama entre nosotros, el Estado sería responsable, porque conoce a los salafistas de Córcega”. Ocho concretamente, según el texto. París, además, debía “terminar con su propensión a intervenir militarmente en el extranjero y dar lecciones de democracia”. Y, en referencia “al pasado colonial”, aglutinaba “marroquíes, argelinos, canacos, corsos y vascos, víctimas de la colonización francesa y su cortejo de humillaciones”.