La Vanguardia (1ª edición)

Playa de las Banyeretes Sant Pol de Mar

- FEDE CEDÓ Sant Pol de Mar

Desde que las Banyeretes fue declarada oficialmen­te playa apta para perros a mediados de junio, las mascotas han invadido este bello paraje de arena gruesa y agua cristalina en Sant Pol de Mar, hasta hace poco sólo frecuentad­o por el colectivo nudista que se resiste a abandonar el lugar y mantiene una tensa convivenci­a con las mascotas. La cala donde se permite la presencia de perros pronto queda abarrotada, especialme­nte los días festivos, como ayer. “Es que aquí no hay límite de aforo como en Barcelona”, explica Aina, una barcelones­a que pasa las vacaciones en esta localidad del Maresme y que propone que “debería haber más playas así, al menos una en cada municipio”. Los usuarios, no obstante, critican el modelo de Barcelona “porque parece un pipi can”.

A las Banyeretes llegaron ayer familias con perros desde lugares tan dispares como Valencia y Canarias. Chelo, que está de visita en casa de su hija Mireia, acude a la playa con sus dos inquietos teckel. Marco oyó hablar de la iniciativa de Sant Pol cuando estaba en Granollers y no dudó en acercarse con su mascota para comprobarl­o. “Esto es fantástico”, fue su dictamen. A pesar de que en una mañana puedan reunirse más de cien perros sorprende la ausencia de peleas. “Están más pendientes de pasarlo bien y juguetear que de otra cosa”, afirma Ángel Font, concejal de Urbanismo en Vilassar de Mar y propietari­o de Nua, una perra que adoptó en la protectora de Mataró. El edil admite que una playa para perros en su municipio “ocasionarí­a un debate muy conflictiv­o” porque, como sucede en la mayoría de los pueblos costeros al sur del Maresme, la erosión de los temporales ha reducido al mínimo la capacidad de las playas.

“Aquí disfrutamo­s todos, el perro y nosotros”, observa Sofía, la dueña de un elegante gran danés al que “no le gusta el agua” pero que no desprecia la compañía de otros animales mientras juguetea por la arena, “que está muy limpia”, insiste su propietari­a. Esta mujer, vecina de Dosrius, agradece poder compartir una jornada playera con su espectacul­ar mascota que responde por Otto.

Pero en Sant Pol de Mar no todo son alabanzas a la prueba piloto de libre acceso de perros a las Banyeretes. Primero protestaro­n los nudistas que habían hecho suyo el lugar y ahora un colectivo anónimo que recoge firmas contra esta iniciativa animalista. “En Sant Pol tenemos la suerte de tener muchas playas para elegir”, defiende Verónica Martí, concejal de Medio Ambiente, que quiere perpetuar la iniciativa y cumplir así con la demanda de los propietari­os de perros. “Las Banyeretes no es sólo una playa para perros, es un espacio para ciudadanos con perros”.

Un edil de Vilassar de Dalt viene aquí con su mascota, algo que en su localidad ni se puede plantear hacer

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