La Vanguardia (1ª edición)

La felicidad de The Corrs

El cuarteto irlandés repasa sus grandes éxitos y presenta en el festival de Cap Roig su gira mundial ‘White light’

- Jofre Sáez Calella de Palafrugel­l

A veces es necesario parar a mitad de camino y darse un respiro. Y eso es lo que hicieron The Corrs en el 2005. Los hermanos irlandeses se tomaron diez años para ampliar la familia, grabar discos por separado y disfrutar de la vida. Ahora han vuelto a los escenarios y se les ve felices de ello. Están donde quieren y lo hacen como ellos quieren. Y esa felicidad la transmiten desde el escenario. Fe de ello pueden dar los 2.100 espectador­es que ayer llenaban las gradas del festival de Cap Roig.

Los accesos a los jardines botánicos de Calella suelen llenarse antes de las ocho de la tarde –momento en que se abren las puertas– cuando el concierto despierta altas expectativ­as. Ayer las había y –lo más importante– se satisficie­ron. El público quería escuchar a los Corrs de siempre. Los grandes temas que los han hecho una banda de referencia, con un folk-rock irlandés inconfundi­ble que ha vendido más de 50 millones de discos.

“Estamos en la fila 4 y esperamos una noche íntima con sus canciones de siempre”, manifestab­an Xavier y Marisol, que llegaban desde Terrassa y que hoy madrugaban para ir a trabajar. Tenían previsto levantarse a las cinco de la mañana, tras unas pocas horas de sueño que a buen seguro se vieron recompensa­das cuando sonaron temas como Runaway, con el que The Corrs hizo cantar al público.

El concierto empezó con Ido what I like, del álbum White light, con el que el grupo está de gira desde el 2015 tras su publicació­n en el 2014. Un disco del que también sonaron Bring on the night, Kiss of live, Ellis Island, Stay yel primer bis White light. El escenario, forrado de tela brillante para la ocasión, también lucía. La noche continuó con Give me a reason y un saludo: “Bona nit, Cap Roig, és un plaer ser aquí aquesta nit per nosaltres”, dijo en un catalán muy correcto Andrea señalando la luna sobre la grada.

Volvieron a sus inicios como banda con Forgiven, not forgotten, single del álbum que lleva el mismo nombre y publicado en 1995, y del que vendieron 10 millones de discos. Y, a partir de aquí, otros tantos más como What can I do, con el que el público se arrancó con las primeras palmas. Cap Roig tocaba la felicidad casi plena.

La noche iba terminando con So young, del álbum Talk on corners, de 1997. Pero con ella era imposible cerrar esta velada de dulces melodías. La miel estaba ya en los labios. Y qué mayor felicidad que la de saborear unos buenos postres musicales. Con White light abrían el primero de los tres temas extras que ponían fin a un concierto con una veintena de canciones. Pero faltaba uno. Con Breathless, del álbum In blue (2000), se completaba –al cierre de esta edición– una noche de felicidad de The Corrs total. El punto final lo pusieron con Toss the feathers. Una canción con el sello más puro de The Corrs, también de su primer álbum.

Ayer Calella vivió una de las grandes noches de esta edición con un concierto único. O casi único. La gira mundial de los cuatro hermanos irlandeses para presentar White light sólo paraba ayer en Calella de Palafrugel­l y hoy en Marbella como únicos destinos españoles.

The Corrs abrió la última semana del festival, pero la fiesta en Cap Roig no para. Hoy será el turno de Sopa de Cabra y mañana lo cerrará Status Quo. La traca final ya ha empezado a sonar.

Después de diez años por caminos separados, los irlandeses vuelven a unirse para disfrutar “Bona nit, Cap Roig, és un plaer ser aquí aquesta nit per nosaltres”, dijo Andrea en catalán

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PERE DURAN / NORD MEDIA Los hermanos irlandeses en un momento de su actuación de anoche en Cap Roig
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