La Vanguardia (1ª edición)

Carpe diem, Murray

El escocés aprovecha su momento y va camino de ser nombrado sir

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Enviado especial

Los periodista­s de la BBC no paraban de celebrar entre exclamacio­nes y vítores. Los oros para Gran Bretaña iban cayendo, hasta cinco en un día, el domingo, y entre estos estaba el de Andy Murray. No se arranca las pestañas como hacía su entrenador, Ivan Lendl, cuando jugaba pero ha sido al abrigo del checo cuando se ha visto la verdadera dimensión del escocés. Con él han llegado sus mayores títulos. “Es el mejor técnico que he tenido”, resume el británico, que retomó su relación profesiona­l con el extenista de Ostrava hace un par de meses. “Él me entiende, ha pasado por las mismas situacione­s, ha vivido las mismas decepcione­s”, añade. Lendl perdió once finales del Grand Slam. Murray ha caído en siete. Los dos tuvieron que levantarse tras derrotas durísimas para poder cantar victoria. Como la cantó el escocés en la final olímpica contra el impresiona­nte Juan Martín del Potro en un partido para la historia que se alargó 4 horas y 2 minutos entre una jarana sensaciona­l provocada, sobre todo, por la bullanguer­a afición argentina.

“Fue el partido más duro de mi vida de los que había un título en juego, mucho más duro que la final olímpica del 2012 contra Federer”, señaló Andy. La emoción fue palpable durante todo el encuentro y al final se desató, con los dos jugadores abrazados en la red, Murray celebrando el triunfo con su hermano que estaba en la grada y Del Potro enfundado en la bandera de su país y paseándose por la pista durante muchos minutos sin querer abandonar su sueño, el que le ha devuelto al primer plano cuando estaba en baúl de los recuerdos.

El título supone para Murray convertirs­e en el primer tenista, hombre o mujer, en conseguir dos oros en el cuadro individual. El hombre que suele postrarse ante Novak Djokovic, el de los toboganes de rendimient­o, el que siempre ha estado a la sombra del serbio, de Roger Federer o de Rafa Nadal, va enriquecie­ndo con tesoros su palmarés.

Se podría decir que se está ganando el título de sir, como ya piden algunos diarios de su país. Ganó Wimbledon en el 2013 cuando ningún británico se imponía en el All England Club desde Fred Perry en 1936, ayudó a levantar la Copa Davis en el 2015 tras 79 años de sequía y está viviendo un 2016 para enmarcar. Fue padre en febrero y su hija ha venido con un pan bajo el brazo porque repitió triunfo en Wimbledon y ahora en los Juegos y superando en ambos torneos situacione­s de partido que otrora le habrían desquiciad­o.

De hecho sólo ha perdido uno de sus últimos 30 duelos, una racha inasumible para él cuando siempre fallaba en citas de alto copete. Sigue teniendo baches durante los partidos pero no se viene abajo sino que ha aprendido a gestionarl­os.

“He sufrido derrotas muy duras, he dejado escapar muchos grandes pero este 2016 representa mucho para mí. En Río he vivido diez días cargados de emociones. Ha sido un orgullo llevar la bandera británica en la ceremonia inaugural y luego colgarme el oro”, declaró el escocés, que paradójica­mente ha perdido 1.000 puntos en la clasificac­ión de la ATP porque el torneo olímpico no repartía dividendos en este sentido por unas desavenenc­ias entre la ATP y la Federación Internacio­nal.

Aquí sólo se distribuía­n medallas y Murray se llevó la más preciada al tiempo que dejaba al renacido Del Potro cerca del desfalleci­miento. “He estado al borde de las náuseas, casi no podía ver la pelota de lo cansado que estaba. Me quedé cerca de vomitar”, reconoció el de Tandil que cuando se enteró del sorteo del cuadro pensó que pronto estaría de vuelta en su casa “comiéndome un asado”. Ahora regresa con una plata que le sabe de cine porque hace un tiempo estaba pensando en abandonar el tenis por sus recurrente­s lesiones de muñeca.

“Mi hermano Andy se ha convertido en un extraterre­stre en la pista”, le felicitaba Jamie, también jugador especialis­ta en dobles. Pero a Murray no le encanta alardear. Así, el periodista de la BBC John Inverdale le entrevistó en directo y le espetó: “Eres el primer tenista con dos medallas de oro”. La respuesta fue como un ace: “Venus y Serena Williams tienen cuatro cada una”. Se refería el escocés a la suma de títulos individual­es y dobles. Una contestaci­ón que ha tenido recorrido en Gran Bretaña, con la escritora J.K. Rowling, por ejemplo, dándole las gracias por haberle “recordado al periodista que las mujeres son personas también”. Andy también ha recibido el aplauso por esta réplica de la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon.

El alumno aventajado de la academia de Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal, adonde llegó con 15 años, ya se ha hecho mayor en todos los sentidos. A los 29 dice que no sabe si podrá participar en Tokio 2020. “Sinceramen­te dentro de cuatro años no me veo jugando a este nivel”. Carpe diem, Murray.

EL REENCUENTR­O “Ivan Lend es el mejor entrenador que he tenido, el que más me entiende”, dice el tenista LA FRASE “Mi hermano se ha convertido en un extraterre­stre en la pista”, señala Jamie Murray

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CLIVE BRUNSKILL / GETTY Andy Murray es el primer tenista en colgarse dos oros olímpicos en el cuadro individual
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