Invertir o especular
La inversión financiera consiste en aportar dinero, en forma de capital o de préstamo, a una empresa o institución a cambio de una retribución. El inversor, el que compra acciones o bonos emitidos por una compañía, espera que su dinero sea empleado de forma eficiente en una actividad económica, que permita generar los beneficios suficientes como para que, vía dividendos o intereses, su inversión pueda ser retribuida.
Cuando uno le presta dinero a otro, espera ser retribuido con un interés. Nadie, en su sano juicio, le prestaría dinero a otro sabiendo, y aceptando de antemano, que no iba a recibir ninguna retribución. Y mucho menos si se le asegurara que, ni tan solo se le devolvería la totalidad de lo que prestó. Este principio, que parece obvio en la economía real, no se cumple a veces en los mercados financieros. Sabiéndolo o no, directa o indirectamente a través de fondos de inversión o de pensiones, se cuentan por millones las personas, que están prestándole su dinero a gobiernos y a empresas a cambio de menos que nada. Quien compra un bono español con un vencimiento inferior a 5 años está aceptando un trato por el que el tesoro se compromete a devolverle menos dinero del que ha recibido. Si el bono es del tesoro alemán, la rentabilidad negativa se extiende a cualquier plazo inferior a los 12 años.
Prestarle a un gobierno es, en principio, una inversión muy segura: al fin y al cabo tiene una máquina para imprimir billetes. Prestarle dinero a una empresa, que no tiene esa impresora, ya tiene un riesgo algo superior. Pese a ello, algunas grandes empresas europeas están emitiendo ya bonos con rentabilidades negativas en plazos cortos. Y, en conjunto, en plazos medios o largos, apenas pagan intereses. La rentabilidad media ofrecida por los bonos de las compañías
A los precios actuales, comprar acciones es invertir, y comprar bonos, especular
del Euro Stoxx 50 a un plazo de cinco años se sitúa por debajo del 0,4%. Muy poco margen para cualquier pequeño percance.
¿Por qué se aceptan rentabilidades negativas o misérrimas? Probablemente, porque quienes compran los bonos no piensan en el interés que se paga, sino en el precio a corto plazo que ese bono pueda marcar, día a día, en los mercados. Ya saben que aceptar que no te paguen intereses y te devuelvan en la fecha de vencimiento menos dinero del que has prestado es absurdo. Pero saben también que en el mercado hay mucha gente como ellos, que pueden estar especulando, a que, antes de que llegue el vencimiento del bono, habrá otro que estará dispuesto a comprometerse a perder todavía algo más que ellos. Porque estará convencido de que no va a ser el último que lo haga.
Las mismas compañías que apenas pagan, en media, un 0,4% de interés anual a cinco años a sus prestamistas, están retribuyendo a sus accionistas con unos dividendos anuales que suponen más de un 4% del actual precio de mercado de las acciones. No es una situación equilibrada. A los precios actuales, comprar acciones es invertir y comprar bonos, especular.