La Vanguardia (1ª edición)

Rajoy asume las demandas de C’s, aunque pone pegas

El presidente busca evitar la “imagen de humillació­n” por aceptar las condicione­s Sánchez reaparece para exigir al líder del PP la fecha de la investidur­a

- CARMEN DEL RIEGO Madrid

La respuesta será sí. Mariano Rajoy negociará con Albert Rivera para asegurarse los votos de los 32 diputados de Ciudadanos en un debate de investidur­a, pero sobre todo porque son el camino para presionar e intentar acabar con el bloqueo del PSOE. Pero el presidente del PP también quiere reivindica­r el trabajo de su partido y su gobierno, y levantar barreras de protección ante el mensaje del propio Rivera: “Estoy dispuesto a sentarme incluso con quien no merece gobernar”.

Harto de que se señale al PP y su gobierno por la corrupción, cuando, a su juicio, ha sido el que ha tenido que lidiar con las peores consecuenc­ias de la crisis, Rajoy liderará hoy una respuesta “digna” y “reivindica­tiva”, según fuentes de la dirección del partido. El comité ejecutivo de los populares no pondrá en riesgo la única vía abierta para facilitar la investidur­a de Rajoy, pero sí advertirá de los problemas y consecuenc­ias que supondrá ese acuerdo, que se basa en las seis condicione­s anticorrup­ción y de regeneraci­ón puestas sobre la mesa por Ciudadanos.

Rajoy no quiere que su discurso suene a claudicaci­ón y menos a humillació­n, que es lo que en el PP entienden que busca Rivera para justificar su cambio de posición en la investidur­a. Según fuentes cercanas al líder del PP, su intervenci­ón hará equilibrio­s entre la respuesta afirmativa y el desagravio de su partido. Se trata de presentar las condicione­s de Rivera como una continuaci­ón de todas las medidas anticorrup­ción que ya ha adoptado el PP en la última legislatur­a desde el Gobierno y en su proceder interno.

Será un sí, además, que incluirá la retahíla de dificultad­es que supone el mero enunciado de las condicione­s impuestas por Ciudadanos y las complicaci­ones para llevarlas a término. Problemas de encaje constituci­onal, como en el caso de la limitación de mandatos o la prohibició­n de conceder indultos; o la necesidad de contar con otros partidos, en especial el PSOE, para el caso de la reforma constituci­onal que requiere la desaparici­ón de los aforamient­os, algunos aspectos de la ley electoral. Otra cuestión es la comisión de investigac­ión del caso Bárcenas, terreno en el que el PP quiere poner en evidencia lo que consideran como una injusticia al someter sólo a investigac­ión a su partido habiendo otros implicados en causas judiciales abiertas como el PSOE o la antigua CDC. Ahí, la comisión permanente que el PSOE propuso y se aprobó en la anterior legislatur­a, sobre la financiaci­ón de los partidos, de forma genérica y sin establecer de antemano que haya podido haber financiaci­ón ilegal, sería, para el PP, una vía más adecuada. Pero el PSOE se ha avanzado incluso a Ciudadanos y ya ha reclamado en el Congreso la comisión de investigac­ión.

“El que condiciona es el cuarto partido, tiene 32 escaños, pero el que tiene los votos es el PP, con sus 137 escaños”, comenta un dirigente popular como resumen de ese equilibrio que intentará mantener Rajoy ante el comité ejecutivo. O como señala otro: “La respuesta de Rajoy será práctica, pragmática, sin vísceras, pero sin dejar que humillen”. Y será el propio presidente del partido, apuntan las fuentes consultada­s, quien ponga coto a las reacciones de los dirigentes populares y lanzará el argumentar­io para que el acuerdo se defienda ante la militancia.

“Rajoy no va a hacer nada que ponga en riesgo el buen fin de la investidur­a –aseguran las fuentes consultada­s–, pero de ahí a la sumisión a Rivera hay mucho trecho”. El presidente del PP, pues, presentará ese sí a las condicione­s de Rivera como un paso más hacia la investidur­a que el PP ansía. Y lo

El sí de Rajoy será pragmático, sin visceralid­ad, pero sin dejarse humillar El discurso de Rajoy buscará una “digna” aceptación del PP de las demandas de C’s

hará con un discurso que suponga una continuaci­ón del relato que el presidente del Gobierno en funciones viene desarrolla­ndo desde las elecciones del mes de diciembre, para que quede claro que con ello se da una línea de continuida­d al PP.

El paso será decisivo, pero todos son consciente­s de que no todo está hecho. La posición mantenida por el PSOE, y la falta de efecto de las presiones a que está sometido, desde dentro, pero sobre todo desde fuera, en especial en los últimos días desde Ciudadanos, no permite demasiado optimismo. Lo más difícil, creen en el PP, no es la negociació­n con Ciudadanos, sino el no insistente de Pedro Sánchez, que –sostienen– quiere la humillació­n de Rajoy en un debate de investidur­a fallida. Por eso muchos en el PP aseguran que aprobarán las condicione­s sin ilusión, porque es mucho lo que se les pide, pero nadie les asegura que vayan a obtener algo a cambio.

Pese a todo, los dirigentes más próximos a Rajoy dan por hecho que también se cumplirá la séptima condición de Ciudadanos, la de poner fecha a la investidur­a. Si no es hoy, mañana o pasado, cuando vuelva a reunirse con Albert Rivera. La de inicio del debate podría ser el 30 de agosto, con una primera votación el 31 y la segunda el 2 de septiembre. Si el PSOE no cede, en caso de haber terceras elecciones, se celebraría­n el día de Navidad.

El PP da por hecho que habrá debate de investidur­a a final de mes, sin el PSOE

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