Obama acelera para cumplir con el cierre de Guantánamo
Obama acelera para dejar la Casa Blanca en enero con la prisión en mínimos
Antes de salir de la Casa Blanca en enero, Barack Obama quiere dejar la prisión de Guantánamo reducida a la mínima expresión, aunque está por ver que pueda cumplir su promesa de cerrarla. El Pentágono anunció ayer la deportación de 15 prisioneros, yemeníes y afganos, a los Emiratos Árabes. En el penal quedan 61 presos; 710 ya han sido transferidos a otros países. Los republicanos insisten en que se están liberando terroristas.
Con la deportación ayer de 15 presos a los Emiratos Árabes, quedan 61
Quince prisioneros de la cárcel de Guantánamo (Cuba) han sido deportados por Estados Unidos a los Emiratos Árabes Unidos, según ha anunciado el Pentágono. Se trata de doce yemeníes y tres afganos, que forman el mayor grupo de prisioneros transferidos hasta ahora a terceros países en base al plan de Barack Obama de reducir al mínimo el número de reclusos en esta cárcel antes de que deje la Casa Blanca en enero.
Desde que asumió la presidencia en el 2009, Barack Obama no ha logrado cumplir su promesa electoral de cerrar la prisión ilegal de la base estadounidense en Cuba por la oposición del Congreso, de modo que en los últimos dos años su política ha sido transferir detenidos a otros países siempre que los reos cumplieran ciertas condiciones.
Ya el propio George W. Bush, creador en el 2002 de este centro de detención al margen de la ley internacional y sin que a sus internos se les diera el estatuto de prisioneros de guerra ni se les abriera proceso judicial, deportó a 532 de ellos, la mayoría a Afganistán y a Arabia Saudí.
Los que han sido transferidos ahora llevaban hasta 14 años entre rejas y sin cargos. Los presos de Guantánamo, que fueron llevados a la base estadounidense en Cuba desde Afganistán (pasando en ocasiones por Rumanía, Polonia o incluso Mallorca), eran sospechosos de formar parte de los talibanes o de Al Qaeda.
Tras los 15 trasladados quedan todavía 61 reclusos, 20 de los cuales cumplirían las condiciones para un traslado, aunque esa lista es revisada periódicamente, según The New York Times, por el Pentágono y el Departamento de Justicia. Esto convierte los propósitos de Barack Obama en una cuenta atrás de aquí a enero, teniendo en cuenta la oposición de los republicanos a esta práctica. Así, el presidente del comité de Exteriores de la Cámara de Representantes, Ed Royce, dice que se está liberando a “terroristas encallecidos”.
La Dirección Nacional de Inteligencia cree que el 5% de los transferidos por Obama han vuelto a actividades terroristas y un 8% son sospechosos de ello. Se sabe de lo ocurrido en el caso de Afganistán, donde varios talibanes retornados acabaron en las filas del Estado Islámico. Esto fue lo que ocurrió con el pakistaní Said Jan y los afganos Abdul Rahim Muslim Dost, Abdul Qayum Zaqir y Abdul Rauf Jadim. Este último estaba entre los canjeados en mayo del 2014 por el sargento desertor Bowe Bergdahl.
Bajo la Administración Obama, que heredó 242 presos en Guantánamo, se han deportado detenidos a unos 30 países, la mayoría
Quince prisioneros, yemeníes y afganos, son trasladados a los Emiratos Árabes Los republicanos creen que se libera a terroristas, como se ha visto en Afganistán
europeos, pero con casos singulares como Uruguay (6), Bermudas (4), Kazajistán (5), Georgia (6) o las islas Palau (6). El grueso han ido a parar, sin embargo, a países del Golfo: Arabia Saudí, Omán, los Emiratos y Qatar.
En los Emiratos, destino de los últimos 15 y de otros cinco el año pasado, los presos son sometidos a un programa de rehabilitación que el país aplica a sus propios extremistas. Los Emiratos, firmes aliados de EE.UU., se caracterizan por su oposición al islamismo radical. Otra cosa es lo que puede ocurrir en el turbulento Yemen o en Arabia Saudí.
En opinión de Omar Ashour, catedrático de Estudios de Seguridad de la Universidad de Exeter, respecto a Arabia Saudí, que ha acogido un total de 134 presos, “el problema es que es difícil decir hasta qué punto es parte del problema o de la solución”, ya que es el país emisor de la ideología extremista. “Por otro lado, invierten en la idea de desradicalizar y tienen el programa estatal más longevo hasta ahora. Pero el fin último del programa es hacerte leal al régimen, y para ello se usan argumentos teológicos, psicológicos e instrumentales, como ofrecer ayudas. Dicen que tienen un 90% de éxito, lo cual es mucho, pero sabemos que algunos se fueron a Yemen y se hicieron líderes de Al Qaeda”.